Como cada domingo, seguimos ofreciendo algunas muestras de literatura en asturleonés de nuestra provincia. Hoy traemos otro ejemplo de literatura popular, en este caso un cuento de tradición oral. Se trata de A confesión do lobo, compilado por Luis Cortés Vázquez en el libro Leyendas, cuentos y romances de Sanabria.

Literatura en asturleonés en Zamora (VI) Literatura oral. Ruidenore

El cuento fue recogido a mediados de siglo XX en el lugar de Ruidenore, una singular población situada al sur de Sanabria, en la frontera hispano-lusa. Denominado oficialmente Rihonor de Castilla en la parte española y Rio de Onor en la parte portuguesa, este lugar está dividido en dos barrios, Povo de Cima y Povo d’Abaixo, también conocidos como Rueidenore de Riba y Rueidenore d’Abaixo, estando cada una de esas partes a un lado distinto de la raya.

El topónimo oficial de Rihonor de Castilla se vio envuelto en cierta polémica en el año 2017, cuando el senador Carles Mulet registró una pregunta en el Senado para averiguar en qué momento este pueblo, anteriormente denominado Rionor, había cambiado su nombre. La asociación El Teixu dio respuesta a la pregunta, poniendo de manifiesto un problema de mucho mayor calado, que es la sistemática falta de respeto por los topónimos tradicionales en los nomenclátores oficiales del oeste provincial y de otras zonas de nuestro entorno. Ya en 1915 el filólogo portugués José Leite de Vasconcelos decía que el topónimo tradicional de la aldea rayana era Ruidenor, el mismo término que el lingüista alemán Fritz Krüger apuntó en 1929. Asimismo, las formas Rueidenore y Ruidenore han sido recogidas en estudios recientes realizados por David García, Ricardo Boyano y por la propia asociación El Teixu en el siglo XXI.

La lengua tradicional de Ruidenore pertenece a la variante occidental del asturleonés, aunque se observan en ella algunos elementos de transición al gallego-portugués. Una de las singularidades que presenta esta variedad lingüística son los sufijos –ielo (martielo, rodiela), a medio camino entre el sufijo portugués –elo y el leonés –iello, lo que Krüger llamaba ‘formas de compromiso’.

Está muy extendida la idea de que las lenguas minoritarias no son útiles para comunicarse, y que por eso los hablantes deciden adoptar aquellas variedades lingüísticas que favorecen la comunicación, que por lo general son lenguas que tienen un mayor número de hablantes. Sin embargo, en la mayor parte de las ocasiones los motivos de esta sustitución tienen que ver más con el prestigio de una lengua que con su función meramente comunicativa. Esto se puede observar fácilmente en Ruidenore, donde actualmente el castellano y el portugués han desplazado notablemente a la lengua tradicional que compartían ambos barrios.

A confesión do lobo, el cuento que hoy traemos, estaba muy extendido por otras regiones de la Península Ibérica, nos decía Luis Cortés, y ha aparecido bajo diversas variantes en épocas muy distintas. Una de ellas aparece en Libro del buen amor del Arcipreste de Hita. Como suele ocurrir en este tipo de relatos populares, el lobo se presenta como un animal voraz y poco astuto, que casi siempre sale mal parado de los encuentros con el ganado. He aquí la versión recopilada por Cortés en Ruidenore:

A confesión do lobo

Foi unha vez al lobo a unha fiesta, e despueis, al fin da fiesta, vieno a deitarse en baxo d’un carro. Despueis, cuando se levantou, espurríuse y estraléuse tres veces al rabo. Y él dixo que diba a tener boa suerte naquel día.

E despueis foi a confesarse, y díxole al cura que no más tiña que cumere arrate y meio de carne por día. Salí da aiglexa y partíu.

Al chegare á Fogaza, víu unha burra e unha burrica e dixo él:

–Voy a estar bien; un arrate á burra y meio á burrica.

Baixó alá y papóulas.

Dispues más abaixo, encontrou dous carneiros nun lameiro y díxole:

–¡Oh, carneiros! Vouvos a cumere.

Y os carneiros dixiéronle:

–Mira, nu mos comas. Esperas a que pártamos este lameiro, y que lo deixemos partíu us nuesos fíus, e despueis ya nus puodes comere. Y nos, vamos un pa punta arriba e outro á punta abaixo.

Despueis, os carneiros saltoron a correre e entaloron ao lobo do meio.

Al lobo, vendo eso nu quiso sabere más dos carneiros. Marchéuse por eilí arriba y pasou por riba de Varxe y encontrou unha yeuga cun a potra y díxole:

–Yeuga, voite a comere a potrica.

Y a yeuga díxole:

–Mira, nu ma comas, cómeme antes a mí.

Y al lobo díxole:

–A mí tanto me da.

Y a yeuga díxole:

–Antes de comerme, tírame un cravo que tengo nesta ferradura.

–Y al lobo foi a tirarla, y alumbroule duas patadas nos fouciños y atiroula de cangayas.

–Al lobo, vendo eso, levantouse y marcheu a outro sitio. Chegou a un mulino y víu unha leitona, c’unos leitonicos. Y foi alá y díxole:

–Leitona, voite a comere os teus fíus.

Y a leitona díxole:

–Mira, nu me comas; cómeme a mí antes, qu’elos son pequenos y puoden darle más gañansa al amo.

Y al lobo díxole:

–Tamién me sirves.

Mas díxole a leitona, que tiña que tirarle unha argola que tiña no fouciño, para que non le ferira nas golas. E el lobo foe a arrimarse, y a leitona metéule el fouciño na barriga e tiroua pola canal dal mulino.

Al lobo chegou al rodecio y deu tres o cuatro vuoltas al redore, hasta que se caíu. E d’eilí marchéu todo cansao e deitouse en baxo d’un castañeiro. E estaba decindo que cuando se había levantao, que había dito que diba a tenere boa suerte:

–Y vaya suerte que he teníu, nun caíra un rayo agora aquí.

Mas cuando dixo que caíra un rayo y al matara, el home deixeu caíre a machada y déule na cabeza y matou al lobo.

Bibliografía:

Cortés Vázquez, L. (1998). Leyendas, cuentos y romances de Sanabria. Salamanca: Librería Cervantes.