Seguimos estando en tiempo de pandemia y por lo que se ve no solo no afloja sino que estamos volviendo a las peores cifras de contagios del mes marzo. Quizá ciertas alegrías de las fiestas navideñas nos están pasando factura. Una de las recomendaciones preventivas que se nos imponen por activa y por pasiva es la mascarilla cuya utilidad parece estar por encima de toda duda. Pero, para los que usamos gafas, tiene un pequeño inconveniente o molestia y es que a poco que caminemos o hablemos, se nos empañan las gafas y vamos por la calle medio a ciegas, no ves a la gente o tropiezas cuando menos te lo esperas, a mí ya me ha pasado un par de veces, o te quitas las gafas y a veces es peor el remedio que la enfermedad. Te aconsejan distintos soluciones: toallitas, sprays, jabón, colocación de la mascarilla de una determinada forma…, pero nada o casi nada soluciona el problema.

Aplicado esto a otro nivel, psicológico, relacional, religioso, pensaba en la cantidad de cosas, actitudes o pensamientos que empañan nuestro modo de ver y que hacen que no veamos la realidad o a los demás de una manera correcta. Entre las actitudes que empañan nuestras gafas psicológicas o morales está la soberbia, que hace creernos muy superiores a los demás y que no los veamos o los miremos por encima del hombro. Otra es el egoísmo, yo, yo, yo y siempre yo y por encima de todo y de todos yo, mis cosas, mis intereses. Esta actitud también empaña nuestra mirada y dificulta nuestras relaciones.

Sin duda, los clichés, los prejuicios, son otro modo de ver la realidad y a los demás que hacen que no veamos los méritos o cualidades de los demás simplemente porque nos son de los nuestros y solo vemos la imagen deformada que tenemos en nuestra mente por un concepto negativo y parcial.

Curiosamente en el evangelio tenemos una referencia muy interesante con respecto a este tema. Dice Jesús: “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: Deja que te saque la paja de tu ojo, tu que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” Vemos con mucha facilidad los defectos y malas acciones de quienes están a nuestro alrededor y eso nos lleva a criticarlos, muchas veces con una gran dureza. Aplicamos una lente de aumento para ver los defectos y fallos de los demás y “hacemos la vista gorda” de los nuestros o buscamos el modo de justificarnos. Es bueno examinar los cristales de las gafas que estamos utilizando para ver a los demás no sea que estén empañados y desfiguren su imagen real.