El Adviento es el tiempo de alimentar la esperanza que nos prepara a la doble venida del Señor: la histórica en la encarnación, por medio de María (Navidad), y la escatológica al final de los tiempos. El Adviento es tiempo propicio para anunciar la liberación en base a las promesas de libertad y justicia hechas por Dios.

En este adviento el Señor nos llama a estar despiertos, no sabemos cuándo vendrá el Señor y nos puede encontrar dormidos. Vivimos tiempos difíciles, de desesperanza, marcados por la pandemia de la covid y con tímidas certezas confiadas a las vacunas o medicamentos.

Encerrados en nuestros pequeños mundos, agotados en la mirada fría del presente y no somos capaces de levantar los ojos de la esperanza y otear el futuro que viene. A veces, el hombre se inclina sobre sí mismo y en la modorra de su propio sueño malvive y sestea, esperando tan solo el paso de las horas y el tiempo.

La multitud de “malas noticias” cada día ahoga la esperanza, parecen decirnos que es un milagro el que existan aún ojos ilusionados en mirar adelante. Hoy, Jesús nos convoca a mirar el futuro, en una actitud de vigilancia. En lo profundo del corazón, cualquier persona anhela un futuro abierto a la liberación y a la salvación.

La tensión del creyente consiste en vivir no entre el mundo y el cielo, sino entre el presente y el por venir. Es el tiempo de Adviento, que es como decir tiempo de esperanza. Nuestra fe no nos mueve a buscar lo que está, sino lo que nos aguarda delante de nosotros.

Precisamente la tarea profética del pueblo de Dios a lo largo de la historia ha consistido en encender la llama de la esperanza, esa llama frágil, agonizante, que cualquier soplo puede apagar. Debilidad grandiosa de todo lo humano, que reclama el sustento divino.

Y mirando la esperanza como un desafío, seguimos el camino de la vida, porque sabemos como dice san Pablo a los Corintios, que “el Señor nos mantendrá hasta el final, porque Él es fiel”. Adviento es la fidelidad eterna de Dios a la esperanza de infinitud y vida eterna de cada persona. La salvación que un día nos trajo Jesús de Nazaret, toca ahora a tu puerta y espera tu respuesta sincera, ágil y comprometida. Vigilad. Tal vez, hoy mismo hemos de tomar alguna decisión.