Margarita del Val Latorre, viróloga, inmunóloga e investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), fue de las primeras en avisar de la gravedad de lo que se nos venía encima con el COVID-19 y es una de las personalidades científicas que han firmado la carta publicada en la revista “The Lancet” pidiendo, con urgencia, una auditoria sobre la gestión de la epidemia.

–En agosto pidieron una auditoria y ahora vuelven a hacerlo.

–No es exactamente lo mismo, vamos avanzando. Primero comunicamos que era necesaria y ahora damos ideas de cuáles son los aspectos fundamentales que debe tener en cuenta. Esto es urgente, hay que gestionar la pandemia y dejar que haya gente que analice lo que está ocurriendo, con encuestas sencillas, gente que le pueda dedicar tiempo y que sepa de muchas cosas, desde humanidades a matemáticas. No es para culpar a nadie, es para compartir los aciertos donde los ha habido, para comunicarlo y compartirlo. Nos ayudaría mucho a la población y a los que tienen que tomar las decisiones.

–La estrategia contra la epidemia es distinta en cada comunidad.

–Hay una percepción general de descoordinación entre los gobiernos autonómicos, pero hay que ver la oportunidad que se esconde en ello. Si 18 personas con los ojos cerrados se enfrentan a un elefante, una descubrirá que tiene trompa y otra que tiene patas, si lo comparten podrán entender lo que tienen delante y defenderse mejor. Hay cosas que merece la pena compartir.

–Y Madrid, ¿servirán de algo las restricciones que está imponiendo?

–Madrid llega tarde. Ya se veía que esto no se iba a parar solo, este virus lo paramos nosotros, y lo están parando ahora las personas mayores, la media de edad en los contagios en la primera oleada eran 60 años, ahora son 30, eso es porque los mayores están tomando las medidas necesarias para protegerse y proteger a sus contactos. En Madrid no se pueden aplicar solo medidas restrictivas. No se trata solo de aislar el área contagiada, el objetivo tiene que ser curarla. Eso se logra haciendo el millón de test que han prometido, y que todavía no han empezado, y hay que hacerlos dos veces, la primera semana a todo el mundo y la segunda a los negativos. Tiene que haber más rastreo, en el ámbito familiar y laboral, que a los positivos se les facilite que se aíslen y a los contactos la cuarentena.

–No bastan las restricciones a la movilidad.

–Las que Madrid ha impuesto abarcan tan solo una pequeña parte de los potenciales casos, la parte restante seguimos moviéndonos. Las prohibiciones sientan mal, pero funcionan, no solo ellas también hay que intensificar el transporte público, y hay que tomar medidas para reforzar el sistema inmunológico de los ciudadanos. No se entiende que hayan cerrado los parques públicos y sigan abiertas las casas de apuestas.

-¿Los test rápidos son fiables?

-Son muy buenos, hacen el mismo servicio que la PCR. Ambos tienen una sensibilidad parecida, la ventaja de los segundos es que son rápidos, como un test de embarazo, y baratos, cuestan 5 dólares en Estados Unidos. Nunca se han aplicado de forma masiva, así que tenemos que ser precavidos, pero es un as en la manga que hay que empezar a usar.

–Se reducen las cuarentenas, de 14 a 10 días. ¿Qué le parece?

–La cuarentena viene dada por el periodo de incubación. Es como asaltar un castillo, si las defensas son muy débiles y la cantidad de virus al que se ha estado expuesto es muy alta es muy probable que se dé positivo muy pronto, en otras personas más fuertes y poco expuestas tarda 12 días en entrar y dar positivo en la PCR. Sabemos que, solo con este virus, al 95% de los contagiado ya le ha dado la cara el virus a los 14 días y que una de cada 20 personas lo desarrolla cuando ya ha pasado ese tiempo. Yo no recomiendo bajar la cuarentena a10 días, y menos con el número de casos que tenemos. No es la situación epidemiológica para hacerlo.

–¿Cuál es la razón para introducir ese cambio ahora?

–Yo creo que es por hacerlo coincidir con el periodo de aislamiento, por uniformar, pero es un error. Cuando uno es positivo está contagiando el virus desde el mismo día en que él se ha contagiado, y antes de tener síntomas del contagio. A los 10 días ninguna persona puede ya contagiar, así que bastaría que el aislamiento fuera de 10 días.

–Dicen que recobraremos la normalidad cuando entre un 20 y un 30% de la población esté vacunada. Eso llevará tiempo.

–Si es entre el 20 y el 30% de la población vulnerable... Si paramos toda la Atención Primaria y nos dedicamos solo a vacunar seremos más eficaces con la inmunización de la población, pero tendremos otros problemas. Ahora las vacunas en las que se está trabajando entran en su fase más incierta. Lo más difícil es determinar los niveles de inmunidad celular, no tenemos ni idea de si protegen o no a ese nivel, si protegen de los síntomas, del contagio... y no lo sabremos hasta que las personas vacunadas voluntariamente no se expongan al contagio.

–¿Entonces?

–Esta temporada hay que aplicar las medidas de salud pública. Hay que hacer ejercicio, tomar el sol, alimentarse bien, descansar, cuidar las relaciones sociales, evitar el estrés –eso no sé cómo lo vamos a hacer–... No sabemos si funcionarán las vacunas que se están desarrollando, pero sabemos que eso funciona, y la distancia social, las mascarillas, el lavado de manos y la ventilación de los interiores.