Victoria: “Finalmente ha sucedido lo que siempre temí: mi hija es una extraña aunque duerma en una habitación a diez metros de la mía, y en la que no entro desde tiempo para evitar los bufidos y las malas caras. Elsa ya no tiene nada que ver con la niña cariñosa, entusiasta e inquieta con la que podía pasarme mañanas y tardes jugando o, simplemente, compartiendo la cama o el sofá para ver comedias románticas con las que reírnos a gusto de esos pánfilos que se enamoran, rompen y acaban volviendo a los arrumacos. Las dos sabíamos –mi marido y su padre así nos lo enseñaron– que las cosas no son así casi nunca en asuntos amorosos. Esa complicidad se fue difuminando poco a poco y confieso que no sé cuándo se produjo la distancia total. No negaré mi parte de culpa: como adulta experimentada debería saber que el exceso de trabajo y trifulcas sentimentales con parejas de quita y pon no son el escenario más apropiado para mantener en estado de alerta las relaciones con una niña que avanza a pasos agigantados hacia la preadolescencia y que, de repente, se transforma en una adolescente que se cree con pleno derecho para ser respondona, insolente y arisca, haciendo de la desobediencia una caprichosa forma de sentirse rebelde, incomprendida y demás falacias con las que nos autoengañamos en esa edad tan confusa y retorcida. Tan espinosa.

Lo sé porque yo también fui así. E ignoro cómo abordar la situación. Temo, incluso, que su padre haya tomado ventaja porque cuando está con él solo encuentra comprensión y tolerancia incluso en sus decisiones y comportamientos más deplorables de niña mimada. Hace un mes le solté un discurso largamente preparado sobre el sentido de vivir y esas cosas, sobre lo importante que era buscar la felicidad y tal haciendo algo que valga la pena y te llene. Ilusa. Ella dejó de teclear en su smartphone de última generación que le compró papá y me miró con ojos desafiantes. ‘Yo no quiero ser feliz, ¿te enteras?, lo que quiero es ser famosa’. Y yo me pasé la noche en negro preguntándome cuándo y por qué mi hija dejó de tener cobertura para mí”.