Pregúntate al hilo del evangelio de hoy: ¿Quién es Jesús para ti?, ¿por qué confía a Pedro las llaves de la Iglesia? Primero: De Jesús, como ser humano concreto, sí podemos hablar adecuadamente, porque cae dentro de las posibilidades de nuestros conceptos. De lo divino que hay en Jesús, nada podemos decir con propiedad, porque escapa a nuestra capacidad intelectual. Segundo: A Jesús nunca le pasó por la cabeza el fundar una Iglesia. Lo que quiso hacer con su mensaje, fue purificar la religión judía de todas las adherencias que la hacían incompatible con el verdadero Dios. Tercero: Basándose en esta revelación, no en los méritos de Pedro, Jesús le comunica unas promesas: 1) sobre él, esta roca, edificará su Iglesia; 2) le dará las llaves del Reino de Dios; 3) como consecuencia de lo anterior, lo que él decida en la tierra será refrendado en el cielo. Ciertamente la hipótesis en la que se ponen de acuerdo los teólogos es que Jesús, consciente de que su comunidad necesita un responsable último, encomienda esta misión a Pedro y a sus sucesores. Todo esto en función de una misión: de construir el Reino, de vivir los valores evangélicos que dan sentido a la vida del hombre, de creer que otro mundo es posible, de descubrir la alegría del amor de Dios en cada criatura.

Sin ser catastrofista creo que estamos viviendo sobre todo en Europa y concretamente en España una situación de duro invierno eclesial. Me atrevo a decir que hoy la Iglesia es como un elefante dormido. Esta imagen expresa que la mayoría de los cristianos (incluidos sacerdotes y religiosos) son todavía insensibles a lo que hoy el Papa Francisco nos propone para vivir la fe en clave evangelizadora y misionera, sentir la iglesia como una “comunidad en salida”, cercana a la realidad de la gente, como un “hospital de campaña”. Dice: “cabe recordar que todo adoctrinamiento ha de situarse en la actitud evangelizadora que despierte la adhesión del corazón con la cercanía, el amor y el testimonio. Urge a las comunidades cristianas entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma”.

Pienso que esta pandemia que estamos viviendo es la oportunidad y el reto al mismo tiempo para poner en valor y practica estas propuestas.

Hoy sabemos que lo importante es que sigamos haciéndonos la pregunta: ¿Quién es Jesús para ti? Solo desde la vivencia interior podremos descubrir lo que significa Jesús como manifestación de Dios. Y como consecuencia de todo esto, este querido elefante se despertará, irá a la primera fuente. Llenará su trompa del Agua Viva del Amor de Dios y empezará a salir por los caminos anunciando el Reino a toda la creación.