Una economía más verde no solo nos permite disponer de energía limpia y competitiva y aliviar la balanza de pagos, al disminuir la importación de hidrocarburos, sino que también es fuente de generación de riqueza y una oportunidad para cambiar nuestro modelo económico hacia uno más competitivo, más próspero y con más y mejor empleo.

España cuenta con empresas con excelentes capacidades en sectores de la economía verde y el carácter transversal de las transformaciones energética y digital ofrece, además, oportunidades a otros sectores claves, como la automoción, la industria, la construcción, los bienes de equipo o la ingeniería, con el consiguiente impacto en el empleo.

El plan inversión de Iberdrola -que prevé inversiones de 75.000 millones de euros hasta 2025- va asociado a la incorporación de 20.000 profesionales en los próximos cinco años. La aceleración de sus inversiones en lo que va de año le está permitiendo más empleo: en España, la compañía sostiene más de 30.000 nuevos empleos entre sus proveedores; un volumen que se eleva a 100.000 en su cadena de valor global. En los últimos doce meses, los profesionales incorporados a su plantilla han sido 6.000; de estos, 2.500 en el primer trimestre del año. Con una red de 22.000 proveedores en todo el mundo, la compañía ha realizado compras durante la pandemia por valor de 18.000 millones de euros, contribuyendo a sostener un total de 400.000 puestos de trabajo en los mercados en los que opera.

Estas inversiones -que ascenderán a 150.000 millones de euros durante este década- permitirán a la compañía cumplir sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad, entre ellos, reducir sus emisiones de C02 por debajo de 70g/KWh a 2025 -en la actualidad sus emisiones son entre 2 y 3 veces inferiores a la medida del sector-; o contribuir a la conservación de la biodiversidad con un programa de reforestación, que plantará 20 millones de árboles al final de la década y que serán 2,5 millones a finales del próximo año.

Formación en profesiones de futuro

Esta transformación del modelo económico va a requerir también de un impulso a la formación de los jóvenes en profesiones de futuro, con el fin de enfocar su desarrollo a actividades que generan productos y servicios de mayor valor añadido.

La compañía invierte forma directa en la formación y desarrollo de nuestros empleados, que representa una media de más de 50h/año por empleado, muy por encima de la media española e incluso de la media de algunas de las economías más avanzadas. Asimismo, cuenta con un programa de becas master para recién titulados en universidades de referencia (MIT, Universidad Pontificia de Comillas, Universidad de Strathclyde e Imperial College of London), con las que ha formado ya a cerca de 1.000 estudiantes y muchos de ellos trabajan ya en el grupo. Además, en su Campus de Innovación y Formación de San Agustín de Guadalix, un centro internacional para el intercambio de conocimiento, experiencias y mejores prácticas, se forman más de 13.000 personas al año.

Recientemente, la compañía ha dado un paso más, coliderando el programa de formación paneuropeo Reskilling 4 Employment (R4E) de la European Round Table (ERT), que formará y capacitará a parados de larga duración, jóvenes y mayores de 45 años y promoverá su recolocación en las ocupaciones más demandadas por las empresas (economía verde, tecnología/digital, ventas y salud), en un momento en

que el mercado de trabajo en Europa está experimentando un cambio muy relevante. La ambición del proyecto se concreta en recapacitar y recolocar hasta a un millón de profesionales en España a 2030.

Un nuevo paisaje energético que fija población en entornos rurales

El mundo post pandemia representa una oportunidad para aprovechar el potencial de la electrificación de la economía y generar ecosistemas limpios. Un nuevo paisaje energético que, además, fija población en entornos rurales. Entre las empresas energéticas que han dado un paso al frente para responder a este nuevo paradigma se encuentra Iberdrola, que ha avanzado más inversiones y numerosas iniciativas que impulsan la actividad de los pueblos y contribuyen a garantizar su futuro.

Hace dos décadas, Iberdrola emprendió una estrategia de crecimiento sostenible, apostando por las energías renovables. De esta forma, la naturaleza se convirtió en su aliada, aportando recursos como el viento, el sol y el agua, que mueven aerogeneradores en tierra y en el mar, alimentan proyectos fotovoltaicos y activan centrales hidroeléctricas para la producción de energía limpia, libre de emisiones.

Desde entonces, la compañía ha invertido 120.000 millones de euros en una revolución energética que impulsa la descarbonización de nuestra economía, promueve el desarrollo socio económico de las comunidades donde opera y, además, convive con ecosistemas naturales.

Un líder mundial en energías limpias en Castilla y León

Iberdrola ha acelerado su estrategia para la consolidación de un modelo energético de futuro, impulsando sus inversiones en renovables en Castilla y León, confiando en que contribuirán a la recuperación verde y crearán oportunidades para el desarrollo económico sostenible en la región. Su liderazgo renovable en Castilla y León, donde ya gestiona más de 5.100 MW -hidráulicos y eólicos-, ha convertido a esta comunidad autónoma en la región con más megavatios ‘verdes’ instalados por la compañía.

Además, promoverá más de 2.400 MW en proyectos renovables -eólicos y fotovoltaicos- en la comunidad en los próximos años para los que destinará inversiones de unos 2.000 millones de euros. Este volumen de recursos dinamizará el tejido industrial y generará empleo para 24.000 personas, atendiendo a las estimaciones establecidas en el PNIEC.

La trayectoria de Iberdrola en el desarrollo de energías renovables, el efecto tractor de sus actividades, el conocimiento local de los territorios en los que opera y su contribución en las comunidades en las que está presente, le han permitido aportar valor con las mejores propuestas de recuperación verde para contribuir a configurar una sociedad de futuro para empresas, emprendedores y ciudadanos castellanos y leoneses.

Desde hace dos décadas, Iberdrola mantiene el foco en la transición energética para promover una sociedad más competitiva, sostenible y resiliente. Y sigue redoblando su apuesta. Su plan inversor a 2025 destinará 75.000 millones de euros a renovables y redes inteligentes. Con ellas contribuirá a la reactivación económica y a sostener 500.000 empleos en su cadena de suministro; de estos, 85.000 en España.