Ya saben que en Zamora la procesión siempre va por fuera, si por fuera se entiende el escaparate o muestrario de calidades y cualidades que se somete de forma permanente al escrutinio público. Qué sería de la Pasión reducida a la espesura de los templos, al vía crucis de una planta románica, al eco de los clavos en las altísimas naves catedralicias. Enorgullece a cualquier inteligencia que no peque de antediluviana que la Semana Santa de Zamora otorgue cada vez con más frecuencia un papel destacado a las mujeres y a la calle. Que la población femenina no quede para vestir santos del Domingo de Ramos al de Resurrección -como pretenderían algunos prebostes de capirote anclados en el Pleistoceno- es mérito que acaba de reconocérsele a la Hermandad de las Siete Palabras en Cartagena. La expresión popular de la fe no tiene género ni número.