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Raül Blanco Díaz
Los grandes no se van
Guillermo Fernández Vara creía firmemente en que había llegado la gran oportunidad de industrializar Extremadura. Esta vez no pasarían las oportunidades por delante y marcharían a otras regiones como había sucedido a lo largo de la historia

Guillermo Fernández Vara / Jesus Hellin 2022
Los grandes no se van, siguen con nosotros gracias a lo que aprendimos de ellos. Así nos consolábamos con un amigo cuando el domingo lamentábamos la pérdida de Guillermo Fernández Vara.
Hay personas que nos marcan en la vida y lo hacen gracias a los valores que ejercen y que transmiten en su labor diaria. Guillermo era un ejemplo de honestidad, de humildad, de servicio público y lo demostraba cada día con una gran inteligencia. Era ante todo una buena persona y desde esa perspectiva construía su liderazgo hacia su equipo más cercano y hacia la sociedad. Sus valores de humanismo cristiano y de socialdemocracia europea marcaban, sin alarde alguno, su visión y ejercicio del servicio público. Unos valores muy necesarios que, lamentablemente, no abundan en este complejo mundo post-pandemia en el que estamos viviendo.
Tuve el honor y el privilegio de trabajar intensamente con él y con su equipo durante mi etapa en el Ministerio de Industria. Guillermo creía firmemente en que había llegado la gran oportunidad de industrializar Extremadura. Esta vez no pasarían las oportunidades por delante y marcharían a otras regiones como había sucedido a lo largo de la historia. Era la hora de atraer industria y revertir la historia. “En el mundo se están repartiendo de nuevo las cartas y a Extremadura le tocan ahora cartas mucho mejores que las que le tocaron hace 50 años. De nosotros depende”. Así lo decía pública y privadamente.
Gracias al liderazgo en energía renovable, a la disponibilidad de recursos humanos y de recursos naturales y al despliegue de una política pública ágil, sencilla y cercana a la inversión, Extremadura tenía y tiene su gran oportunidad delante. Hicimos el trabajo, sin estridencias, gracias a una excelente labor de equipo que él lideró. Esa también era una característica de Guillermo, era un líder que construía equipos de personas brillantes y cercanas. Desde la amabilidad y el diálogo, con humildad y respeto, siempre buscaba sumar consensos en todos los proyectos que se gestionaban. Como él mismo decía, “la vida es eso: aprender, aprender y aprender”. Además, hay que destacar que lo hacía siempre desde el buen humor y el buen talante. (Como anécdota, a veces incluso hablando en catalán y comentando las últimas novedades del Barça).
El tiempo situará en su justo valor el impacto de los proyectos generados durante aquella etapa. El fruto de aquel trabajo seguirá floreciendo durante los próximos años. La Extremadura líder en generación fotovoltaica (más de 10.000 GWh, el 24% del total nacional) y rápida en declarar proyectos de interés estratégico atrajo proyectos industriales de vanguardia tecnológica mundial. No es una exageración fruto de la emoción de estos días, es una realidad que ya se ve en lugares como Trujillo, Navalmoral de la Mata o Badajoz. La competencia con otras localizaciones en España, en Europa o incluso en Oriente Próximo fue ardua, pero Extremadura ganó por sus activos y por la coordinación de todos los agentes socioeconómicos.
Sirva como excelente ejemplo la planta de Diamond Foundry en Trujillo. La planta de diamantes sintéticos más grande del mundo, con tecnología de frontera para la fabricación de semiconductores y en la que se están invirtiendo 675 millones de euros. La voluntad de los inversores norteamericanos, de sus socios españoles y la determinación de todas las administraciones hizo posible una planta que hoy ya está a pleno rendimiento. En estos días de recuerdo, reivindiquemos también el legado de impulso económico e industrial de Guillermo Fernández Vara.
Que su ejemplo nos guíe a los que tuvimos la suerte de aprender cerca de él para seguir ejerciendo y transmitiendo sus valores. Sin duda, ese será el mejor homenaje que le podremos rendir.
*Raül Blanco Díaz es Economista
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