Opinión

Sintiendo la "Chanson pour l’Auvergnat" de Georges Brassens

"Todos somos migrantes. Todos somos iguales en derechos y deberes"

Félix Rodríguez, en su nuevo trabajo en Bélgica

Félix Rodríguez, en su nuevo trabajo en Bélgica / Cedida

La vida es un viaje precioso que nos permite intentar ser felices allí donde estemos. Allí donde vayamos. Yo me siento una persona feliz porque tengo a Cristina y a Pablo. A Menchu, a Héctor, a Marian, a Fernando, a Macu y a Leticia, nuestra gente de La Corrala. A Fernando Vaquero, a Toño Salvador y a José Alfonso García Villar, mis compañeros de partida de tute desde hace casi 40 años, cuando empezamos en el Quinti.

Por supuesto a mi familia, a Andrés Luis Calvo, a Luis Barbón, a Luis Vicente Pastor, a Paco Villaverde, a Pilar Cifuentes, a Antonio Plaza, a Emilio Jambrina, a Fito Cifuentes, a Santiago Reyna, a Demetrio Madrid, a Dori Martín, a Pepe Hernández, a Raquel Pascual, a Dani Galán, a Chema Crespo, a Ismael Bosch y a tantos amigos y amigas, compañeros y compañeras, con los que he compartido tanto.

En ese viaje fantástico que es la vida, después de 40 años en el ámbito de la política, he tenido la suerte, en estos primeros meses de 2025, de compartir experiencias increíbles que me han hecho crecer como persona y como ser humano, pero también en el ámbito profesional y en mi formación.

He percibido vida, sentimientos, amor, solidaridad, compañerismo, sentido común, esfuerzo, trabajo, ilusión o compromiso.

La primera parte de 2025 ha sido compartir el "Curso de Habilitación a la Docencia para la Formación Profesional para el Empleo" en el Centro de Formación Aspasia de Zamora, donde todos los días nos han recibido Toñi y Elena. Siempre con su sonrisa, siempre amables, siempre dispuestas.

El curso ha estado liderado por el profesor docente y psicólogo Víctor Manuel Martín y en él hemos participado Maica, Genoveva, Rubén, Pablo, Manuel, Iris, Sara, Lorena, Jesús, Yoveida, Lourdes, Mª Jesús, Óscar, Ester y Miriam.

Los cito a todos porque para mí son más que mis compañer@s. Son mis amig@s y seguro que serán unos grandes profesores.

Quiero hacer una mención especial a Víctor, nuestro profesor, nuestro líder. Víctor no solo ha sido nuestro docente, nuestro compañero y nuestro amigo. Nos ha aportado una visión de aprendizaje, de unidad y de compromiso difícilmente superable. No solo hemos aprendido lo inimaginable con él. También hemos crecido como personas. Mucho.

Una torre de Babel que me ha hecho sentir el mundo global, que me ha hecho ver en primera persona la importancia de sentirnos todos iguales como seres humanos. De ser solidarios, de darnos apoyo cuando estamos lejos de nuestra casa y de nuestra familia, de nuestra gentes

Después, en este año 2025, también he tenido la oportunidad laboral que me ha llevado a Bélgica, cerca de Lieja, a trabajar como HSE ("Health, Safety & Environment", que en español viene a ser Salud, Seguridad y Medio Ambiente), en una inmensa obra de construcción. Es una de las facetas en las que puedo ejercer como Graduado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos por la Escuela Universitaria de Zamora, de la Universidad de Salamanca, y Máster en Gestión de Riesgos Laborales y Máster en Dirección y Desarrollo de Recursos Humanos, ambos títulos de posgrado también por la USAL.

Digo esto porque mucha gente piensa que después de la política no hay nada para quienes se han dedicado a la política durante años. En mi caso personal he ido avanzando en mi formación en el ámbito de lo laboral, además de en otras muchas.

Y me siento orgulloso de ello, como me siento orgulloso de haber formado parte de lo político en los ámbitos orgánicos e institucionales. En compartir tantas y tan buenas cosas con los profesionales de los medios de comunicación, de los sindicatos, de las organizaciones empresariales, de los colectivos ciudadanos, culturales y deportivos y de las buenas gentes de Zamora, a pie de calle, siempre. Por supuesto de mi Semana Santa, de sus cofradías y hermandades.

Durante estas última semanas en Bélgica me ha venido a la memoria aquella maravillosa melodía del cantautor francés George Brassens titulada "Chanson pour l’Auvergnat". Mis profesoras de francés en el Instituto Maestro Haedo, Pilar Navarro, Julia López o María Jesús de la Higuera, nos formaron en el idioma y con ellas aprendimos a leer autores franceses y a escuchar a sus músicos y a conocer e interpretar sus letras.

Con nuestras profesoras y con mis compañeras y compañeros del Instituto Maestro Haedo compartí intercambios en Francia a finales de los años 80, y allí aprendí de verdad a hablar y pensar en francés, a sentir el idioma. Ese idioma que en mi estancia en Bélgica me ha sido tan útil conocer.

Me ha venido a la mente esta preciosa canción de Brassens porque además de haberla cantado tantas veces con mi Amigo y Hermano Manuel Lozano San Pedro "Judax", filólogo y hablante en francés perfecto, he sentido estos días en Bélgica la importancia de su contenido. De lo importante que es sentirte querido a donde vayas y no sentirte un extranjero.

"Elle est à toi cette chanson, toi l’Auvergnat qui sans façon m’a donné quatre bouts de bois quand dans ma vie il faisait froid. Toi qui m’a donné du feu quand les croquantes et les croquants, tous les gens bien intentionnés m’avaient fermé la porte au nez. Ce n’était rien qu’un feu de bois mais il m’avait chauffé le corps, et dans mon âme il brûle encore a la manière d’un feu de joie. Toi, l’Auvergnat quand tu mourras, quand le croc-mort t’emportera, qu’il te conduise à travers ciel au père éternel".

La traducción, sin ser exacta, podría ser esta: "Esta canción es para ti, tú el Auvergnat que sin razón me dio cuatro pedazos de madera cuando en mi vida hacía frío. Tú que me diste fuego cuando los nobles, todas las personas bien intencionadas, me cerraron la puerta en mi nariz. No era más que un fuego de leña, pero habían calentado mi cuerpo, y en mi alma aun arde como una gran hoguera. Tú, el Auvergnant cuando mueras, cuando la muerte te lleve, deja que te guíe por el cielo al padre eterno".

Y allí en Bélgica, tan lejos de Zamora, he tenido la fortuna de estar al lado de compañeros HSE como Sotomayor, Juanma o Francisco, a pie de obra, los jefes de obra Enrique y Pancho, los jefes de equipo Javi, Alfonso y Omar, los técnicos Álvaro y Teresa, nuestro pilotos Javi y Jaime, además de todos los trabajadores de muchas empresas que venían de muchos países, soldadores, tuberos, montadores, encofradores, electricistas, ingenieros, etc. etc.

Una torre de Babel que me ha hecho sentir el mundo global, que me ha hecho ver en primera persona la importancia de sentirnos todos iguales como seres humanos. De ser solidarios, de darnos apoyo cuando estamos lejos de nuestra casa y de nuestra familia, de nuestra gentes.

Todos somos migrantes. Todos somos iguales en derechos y deberes. Y cada día me levanto con esa maravillosa melodía de George Brassens. Me levanto con la ilusión de saber que hay mundo, hay vida, hay esperanza.

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