Opinión
¿Se coge antes a un mentiroso que a un cojo?
OPINIÓN | Esa residencia que vuelve a ser foco de atención porque, algunos trabajadores (otros no se atreven) están denunciando las continuas deficiencias

Residencia Virgen del Canto en Toro / Carmen Toro
Ya dije en el último artículo que la historia continuaba y así ha sido. Será así mientras no pongan todos los medios y remedios a su alcance. ¿Quién los tiene que poner? Pues la Diputación. En el pleno del 7 de marzo ya se dijo por parte del presidente (que siempre tiene la última palabra) que cumplían con toda la normativa habida y por haber y que lo que decía y preguntaba el Grupo Socialista era, poco menos, que un despropósito. Se permitió el lujo de acusarnos de incurrir en intentar confundir y mediatizar a la ciudadanía con errores de conceptos. (¿?) Añadió ¡que torpeza ¡¿Qué de qué estoy hablando? Ah, perdón. De la residencia Virgen del Canto de Toro. La que está auditada por la Junta; la que no tiene problema ninguno; la que se lleva unos buenos cuartos de la Diputación; la que tiene todo controlado y sin problemas que merezcan atención expresa; la que no ha tenido inspecciones de trabajo, ni inspecciones de sanidad, ni denuncia alguna de relevancia etc. etc.
De esa residencia que dicen sus benefactores y gobernantes que tienen "en gran consideración". Esa residencia que vuelve a ser foco de atención porque, algunos trabajadores (otros no se atreven) están denunciando las continuas deficiencias que tiene y que ellos también sufren. Siguen en una situación insostenible; especialmente con las cámaras frigoríficas, viejas, oxidadas, con moho y sin condiciones para almacenar alimentos (siii, pusieron deprisa y corriendo unas neveras). Hay riesgo de contaminación cruzada por una desorganización interna que vulnera las recomendaciones sanitarias más básicas. La cocina debe de funcionar como un quirófano: limpia, con protocolos definidos y sin interferencias. Van y vienen de cocina a office y viceversa. Sirven desayunos, montan comedores, lavan la vajilla en el office, preparan frutas, ensaladas y friegan utensilios. Una dinámica que origina riesgo sanitario y además desborda al personal. Un trasiego de personas que está prohibido por Sanidad pero que sigue siendo norma habitual.
Tampoco se cumple la ratio de personal. Los empleados, que llevan años trabajando y saben de lo que hablan, plantean soluciones, pero falta voluntad política y se quejan de que siempre los recortes empiezan por abajo, por los que más tareas asumen y menos visibilidad tienen. Las denuncias las dirigen al equipo directivo y a los responsables de la Diputación. Se quejan de su pasividad y de que no se ha movido nada (denuncias recientes en medios de comunicación). Mientras tanto hubo una comisión extraordinaria de Política Social, pedida por el PSOE que sirvió para decirnos lo que piensan hacer al respecto. Nos lo dijeron después de haber hecho una rueda de prensa informando antes a los medios de comunicación que a los diputados en una comisión que se celebró media hora después. Nada nuevo bajo el sol, salvo que se hicieron los mártires y los ofendidos. ¿Pero no habían quedado en que no pasaba nada? ¿Entonces por qué, tras la visita de Sanidad, clausuran las cámaras? ¿Por qué se van a hacer obras para separar las entradas a la cocina y al office? ¿Por qué entran por el mismo sitio a esas dependencias los trabajadores y los proveedores que llevan los alimentos? ¿Por qué esto, por qué lo otro? ¿Por qué no nos dejan entrar a ver las dependencias in situ? ¿Dónde lo pone, donde está escrito? Ah ya me acuerdo. Dijo el presidente en una de sus tantas ruedas de prensa que "la residencia no es un parque temático". En eso estamos de acuerdo.
En ningún momento queremos divertirnos a costa de lo mal que está y de la falta de atención que la misma requiere. Tampoco alteraríamos la paz de los residentes. Las dependencias de los residentes y las instalaciones denunciadas están bien lejos unas de otras. ¡No se por quién nos toma el presidente de la Diputación! Cualquier cosa les vale. Sería más honrado decirnos que ellos son los dueños y señores y que no entramos porque no se les pone en el gorro. Estos temas no vienen de ahora, pero se han corregido poco. A lo largo de las diferentes gestiones de los diferentes presidentes se han puesto parches y con eso han ido tirando. Quizás alguno hizo algo más por vergüenza torera, y otros han pasado olímpicamente alegando que son males endémicos de año tras año. En fin, lo que quiero es que éste articulo sirva de alegato a favor de los trabajadores y trabajadoras que no se callan, que no se conforman, que quieren que la residencia funcione en mejores condiciones y que todos puedan estar trabajando perfectamente en sus puestos de trabajo. Que se les preste la misma atención que a cualquier ayuntamiento al que le dan dinero y subvenciones para que tenga buenos servicios en su pueblo. No creo que sea mucho pedir. Creo que es fácil de entender. Nosotros, la oposición socialista, a los que insultan constantemente cuando preguntamos o denunciamos (véase los plenos) estamos en nuestro derecho y deber de vigilar cómo funcionan los distintos servicios e instalaciones que tiene la Diputación y todo lo que conlleva. Dice un proverbio que "no se puede despertar a quien finge estar dormido". La superioridad innata de algunos responsables, sus posturas inflexibles, su falta de empatía hace que no se puedan solucionar los problemas con normalidad, con dialogo y sensatez y sobre todo dando participación. Espero que acabe pronto éste serial y que la residencia sea un claro ejemplo de servicio público y que la medalla se la cuelgue la Diputación. Yo en eso no soy nada caprichosa.
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