Opinión

La EBAU se fue a negro

OPINIÓN | La Universidad pública es considerada un distrito único: cualquier alumno del país que haya obtenido la nota de corte exigida puede acceder a la Facultad de la Universidad que quiera

Exámenes de la EBAU en Zamora.

Exámenes de la EBAU en Zamora. / Archivo

A menos de un mes de que empiece la EBAU, cualquier año este tema habría estado presente en los medios políticos y de comunicación y más este curso, que se iniciaba con las declaraciones del PP sobre la unificación de exámenes y criterios en todas las autonomías que gobiernan. Sobre este asunto ya escribí en estas páginas y me reitero: la propuesta era probable que tuviera cuestiones legales que la imposibilitasen, ya que el Gobierno, pese a la transferencia de competencias en educación, tiene herramientas para intentar bloquearla, era difícil que las propias Comunidades Autónomas del PP la aceptasen, pues no todas están perjudicadas por el actual sistema y, finalmente, tanto PP como PSOE han tenido sendas mayorías absolutas para arreglar el dislate y lo han acabado acentuando. Pero bueno, bienvenido fue que se volviese a poner en el debate.

Sin embargo, el curso escolar ha tenido lo suyo. La convulsa situación internacional, la no menos convulsa agenda política nacional, con un apagón histórico y un caos ferroviario que empieza a ser estructural, la proclamación de León XIV y ahora el anuncio del cónclave del PP han monopolizado la información y, claro, con este panorama, la EBAU se ha ido a negro.

Pero se hable o no, el problema sigue y sus consecuencias también. La Universidad pública es considerada un distrito único: cualquier alumno del país que haya obtenido la nota de corte exigida puede acceder a la Facultad de la Universidad que quiera. Asimismo, todos los alumnos parten de que un 60% de su nota de acceso procede de la media de los dos cursos de Bachillerato y un 40% de las pruebas de EBAU. Ahora bien, esto último es mentira, porque la EBAU vale un 40% solo para obtener una nota de corte de 10 y ahora que busquen los lectores, sus hijos, o sus nietos, cuántas Facultades hay con esa nota de corte. Así que los alumnos han de superar otra serie de exámenes, en número variable según cada Comunidad, de los que se cogen las dos mejores notas, que ponderan dos puntos cada una, con lo que ya tenemos el 14. Entonces, cuanto más se acerque la nota de corte al 14, menos ponderan los dos años de Bachillerato y más los tres días de la EBAU.

Así que poca broma con el valor de las pruebas de EBAU, máxime cuando estas responden a diecisiete distintos temarios, modelos de examen y criterios de evaluación, con lo que hay una distorsión entre las notas finales obtenidas en las distintas Comunidades que choca con ese distrito único del que hablaba antes. Este es el disparate que se repite desde hace décadas.

Las consecuencias son muy graves y no solo de vocaciones frustradas. Por un lado, la falta de garantía de que a la Universidad accedan los alumnos mejor formados, como confirman los abandonos prematuros de los estudios universitarios y la extensión en los años para obtener el grado correspondiente. Por otro, hay consecuencias económicas, porque no todas las familias pueden soportar el coste de una Universidad privada, o el de desplazar a sus hijos a otra Comunidad, con lo que la brecha educativa se va agrandando y lo hace, una vez más, en función de los recursos económicos de las familias, lo que es injusto por sí solo y contrario a un Estado de derecho y de bienestar.

Soluciones hay, incluso sin alterar el modelo de distribución competencial en esta materia, como aplicar un sistema de percentiles que reajusten las notas de sistemas de acceso dispares tal y como se hace para el acceso a Universidades extranjeras a las que aplican alumnos de distintos países y, por tanto, muy diferentes sistemas educativos, o que las Facultades generen sus propios exámenes de acceso en función de las competencias que consideren más apropiadas para cursar sus estudios; es decir, que los alumnos apliquen específicamente a la Facultad en la que quieren entrar de acuerdo a los parámetros expuestos por la misma.

"La ignorancia y la incultura nunca dan materia para alegrarse" escribe Eduardo Haro Tecglen, por ello, necesitamos en la Universidad a los mejor preparados, porque serán los profesionales de los próximos años, y para eso necesitamos un sistema justo de acceso a los estudios universitarios si no queremos que nuestro futuro se vaya a negro.

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