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Opinión

Algunas notas sobre el papado

OPINIÓN | Otro elemento destacable de estos días es que se confirma que, sin encuestas, la realidad social queda en la oscuridad

León XIV en una misa en el Vaticano.

León XIV en una misa en el Vaticano.

El proceso de elección del nuevo papa, en esa monarquía electiva que es la Santa Sede, nos ofrece algunas lecciones muy relevantes para esta realidad turbulenta en la que estamos inmersos. Y son lecciones de interés para todos, sea uno católico o no. La primera de ellas es el interés mediático que sigue despertando la iglesia católica a nivel mundial: los medios de comunicación, tanto en su veta informativa, como en la versión de Info-entretenimiento, se han volcado con el acontecimiento, demostrando la paradoja de la postmodernidad: los tiempos líquidos y presentistas que vivimos añoran ritos añejos y tradiciones centenarias. Ya nos lo adelantó Byung-Chul Han, el reciente premio Principesa de Asturias de Comunicación, "los rituales son en el tiempo lo que una vivienda es en el espacio. Hacen habitable el tiempo, como si fuera una casa". Y es que, pese la digitalización, sin ritos es difícil dar sentido a la vida.

Otro elemento destacable de estos días es que se confirma que, sin encuestas, la realidad social queda en la oscuridad. No teníamos ni idea de quién iba a ser elegido sumo pontífice y todas las previsiones de vaticanólogos, analistas y tertulianos han quedado en agua de borrajas. Criticamos a las encuestas las -pocas- veces que yerran en sus estimaciones, pero elecciones como esta nos demuestran que, sin ellas, somos incapaces de comprender el mundo en el que vivimos.

También es interesante ver que la Iglesia refleja también los cambios en los que estamos inmersos desde hace décadas: en un mundo cada vez menos eurocéntrico, volvemos a tener un papa occidental, pero de nuevo extraeuropeo. No tardaremos en ver, a mayores, a un romano pontífice que no será europeo, pero tampoco occidental, ya lo verán. Aquellos tiempos de papa italiano casi por defecto han pasado a la historia, creo que de manera definitiva.

Y una última nota, en fin; en tiempos de polarización, los cardenales han optado por un perfil -digamos- centrista o moderado; toda una lección para aquellos que, a uno y otro lado del tablero, viven de la confrontación y no dejan de buscarla. Quizá por eso son buenas fechas para recordar aquel consejo que le dio su abuela a Amin Maalouf cuando el escritor libanés era apenas un niño: "una casa sin religión es una desgracia, pero que también lo es una casa con demasiada religión".

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