Gratitud eterna para ti, Javier

El pasado jueves 8 de mayo de 2025, pasará a la historia, por la esperanza que nos infundía León XIV, con esa sonrisa que se dio a conocer, como el Papa a quien se le encomendaba, desde este día, la misión de dirigir la Iglesia en la encrucijada de nuestro siglo XXI, con multitud de retos por delante. Y en ese mismo momento, la Diocesis de Zamora, en una abarrotada Colegiata de Toro, despedía a D. Javier Prieto, un sacerdote saucano, ordenado hacia escasos tres meses, en una Catedral, también rebosante. Su partida nos ha dejado desconcertados, pero de ninguna manera podemos callar el placer de haberte conocido, por tu sencillez, por tu sonrisa, por tu entrega.

Y tu legado mayor, es el habernos acercado a ese Dios, al que tú te consagraste por entero, y frente al que repetías,…. ¿cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?.

Y esa entrega, con todo tu talento, a esa misión de acercarnos a Dios, no medía el tiempo, ni el esfuerzo, ni la intensidad. Caminabas con decisión haciendo camino, conquistando corazones con tu palabra y tu sonrisa, construyendo la vida para los otros.

Tu rebaño te dice "hasta siempre", Javi, pastor

Tu testimonio, nos empuja a repetir esas palabras que tú incesantemente, pronunciabas, con cariño y con emoción.

Sigue apoyándonos, para que podamos entregarnos al servicio como tú lo hiciste, que no nos falte la alegría y la confianza ese Dios, que dio un vuelco a tu vida. Aunque ahora el dolor nos tenga asustados y con miedo, honraremos tu sonrisa y tu cariño, celebraremos tu testimonio, y seremos valientes en el cumplimiento de nuestra misión con alegría y agradecimiento, por tanto que cada día se no regala.

Carta abierta del obispo de Zamora tras la muerte de Javier Prieto: “Fue absolutamente feliz”

El tablero de nuestro mundo está agitado por multitud de desafíos, y te necesitamos para responder a éstos. Pronunciaremos tu nombre muchas veces en la búsqueda de esas respuestas, y repetiremos las palabras que dejaste escritas para acercarnos a los corazones.

GRACIAS de nuevo Javier, por siempre. Ha sido un regalo de Dios el haberte conocido, y el haberte escuchado. Seguiremos con valentía, la estela que nos has dejado.

María Dolores Saludes Martínez