Opinión | Homenaje a "El Pitu"
Antonio Regueiro Centeno
Los que levantan La Caída
"El pasado mes de octubre nos dejó mi hermano Miguel Ángel Regueiro Centeno, "El Pitu", como todo el mundo le conocía"

Cargadores de La Caída / Cedida
Quiero dirigirme desde estas páginas a todos los cargadores del paso de La Caída de la Cofradía de Jesús Nazareno, desde su jefe José Redondo hasta el último suplente de los que componéis esta plantilla.

"El Pitu", junto a sus hermanos de paso / Cedida
Como bien sabéis el pasado mes de octubre nos dejó mi hermano Miguel Ángel Regueiro Centeno, "El Pitu", como todo el mundo le conocía, miembro de La Caída desde hace muchos años y que portó este paso por las calles de Zamora con el orgullo que para él suponía pertenecer a este grupo. Fue su paso desde niño, cuando aún salíamos en la fila. No tenía ninguna vinculación familiar ni de amistad con el paso, pero para él tenía algo especial y no paró desde muy joven hasta que consiguió apuntarse para cargar con él. Recuerdo perfectamente cómo de adolescente guardaba cualquier objeto relacionado con el paso: postales, fotos, llaveros, itinerarios... cualquier cosa relacionada con La Caída; pero especialmente recuerdo que tenía un pin de esos que se ponen en la solapa y que para él era como una valiosa joya. A menudo se lo ponía y si por algún casual se extraviaba por casa, había que buscarlo enseguida porque para él era como un tesoro del que no se podía desprender. Ese mismo pin con la imagen de La Caída terminó hace 25 años en la tumba de nuestro padre, en su sepelio en el último adiós. Cuando los enterradores se disponían a colocar la losa se lo arrancó de la chaqueta como quien se arranca un pedazo de sí mismo, y dándole un beso lo lanzó al fondo de la fosa donde descansa con los restos de mi padre.
A las tres de la mañana, antes de sacar el paso, os habéis reunido todos en la puerta de su bar "El Chaplin" haciendo sonar allí El Merlú para llamarlo y que no faltara a su cita de Viernes Santo. Ese sonar de la corneta y el tambor estaban diciendo a gritos "¡Pitu, hay que sacar el paso para subirlo hasta el crucero, no te duermas que te estamos esperando!". Y él se colocó su pañuelo, se colgó el medallón y se puso su gorra; y desde el cielo acudió a su cita para estar con todos vosotros dentro del paso y hacer la carrera una vez más
Yo sé bien lo que significa cargar con un paso en la mañana, pues lo hago desde hace 36 años con La Agonía, que también esta madrugada portó un centro con luto, hecho que desde aquí quiero agradecer a todos los hermanos de paso. Muchas veces bromeaba con mi hermano cuando la conversación nos llevaba al tema y le decía que cargar en La Caída era como cargar con cualquier cosa (porque en Zamora esto es un poco como el fútbol, no hay paso mejor que el de cada uno), y aunque me seguía el juego no le hacía mucha gracia, con su paso pocas bromas. Quiero con esto poner en contexto lo que el paso de La Caída significó para él, siempre lo tuvo presente desde niño hasta el último día de su vida: en su lecho de muerte, en la cabecera de la cama del hospital, allí estaba una estampa de La Caída.
Y los que componéis el paso no habéis sido menos con él, no le habéis dejado de lado, desde su fallecimiento enviando flores y acompañando a la familia en los duros momentos del tanatorio y el funeral, entregándole a la familia una placa de reconocimiento, y todas las muestras de cariño y de respeto que habéis demostrado.

Grupo de cargadores junto a La Caída / Cedida
Pero luego ha estado lo de esta madrugada de Viernes Santo. No solo llevabais una cinta de luto atada a la celosía de la mesa, había mucho más. A las tres de la mañana, antes de sacar el paso, os habéis reunido todos en la puerta de su bar "El Chaplin" haciendo sonar allí El Merlú para llamarlo y que no faltara a su cita de Viernes Santo. Ese sonar de la corneta y el tambor estaban diciendo a gritos "¡Pitu, hay que sacar el paso para subirlo hasta el crucero, no te duermas que te estamos esperando!". Y él se colocó su pañuelo, se colgó el medallón y se puso su gorra; y desde el cielo acudió a su cita para estar con todos vosotros dentro del paso y hacer la carrera una vez más. Lo subió a las Tres Cruces y lo bajó hasta la Plaza Mayor, y allí una vez finalizada la procesión, habéis invitado a su hija Clara a meterse bajo los banzos para para vivir lo que es estar debajo de un paso. Puedo aseguraros a todos que con ese gesto, durante unos segundos, ella ha sentido que volvía a estar con su padre otra vez, compartiendo con él y sintiéndose abrazada por él bajo la mesa de La Caída. Desde que falleció ha sido el momento que más cerca ha estado de su padre y quedará en su memoria para siempre, porque él estaba allí.

Cedido
Lo que aquí escribo es el sentimiento de su hija, de su madre, de su esposa, el mío propio y el de toda la familia. Solamente me queda añadir que, después de todas estas muestras de cariño y de respeto que habéis demostrado hacia mi hermano "El Pitu", jamás podré decir ni en broma que cargar con La Caída es cargar con cualquier cosa.

Centros en el bar "Chaplin" / Cedida
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