Opinión | Buena Jera
Viaje con nosotros… y disfrute
"El segundo día del Estado de la Comunidad, pum, saltó la liebre. Un micrófono ¿abierto y oculto?"

El presidente Fernández Mañueco junto a la vicepresidenta Blanco durante el debate / Leticia Pérez - Ical
Estaba yo escuchando el aluvión de promesas que lanzó Mañueco el primer día del debate sobre el Estado de la Comunidad cuando me asaltó la canción de la Orquesta Mondragón que creo que oí por primera vez, años ha, en una de aquellas añoradas verbenas de las fiestas de San Pedro en el Parque del Castillo. Se me apareció Javier Gurruchaga con su inconfundible estilo y comencé a tararear lo de "Viaje con nosotros…y disfrute". Y me dije: "¡Qué alegría, poder desplazarse por esta provincia y por esta región sin sacar billete y sin que el conductor me tenga que dar la vuelta". Y es que don Alfonso acababa de anunciar que "todo el trasporte de autobús que gestiona la Junta será gratis. Bus metropolitano gratuito y bus interurbano gratuito". Y añadió: "Vamos a implantar un nuevo bono para que tanto el trasporte interurbano como el metropolitano sean también gratuitos para los empadronados con viajes ilimitados en todas las rutas". ¿Cómo lo hará? No lo dijo, pero está claro que las promesas se hacen para cumplirlas y más si se lanzan en sitio tan sacrosanto como el Parlamento. Claro que me fijé en las caras de los señores procuradores y solo las de los del PP trasmitían convicción y alegría; las de los demás reflejaban escepticismo; como si no se lo creyeran. Hombres de poca fe. Si lo dice todo un presidente de la Junta y en las Cortes…pues, eso. Sin embargo, la memoria, que es muy puñetera, me llevó a una curiosa anécdota en una campaña electoral mexicana. Un pobre "pelao" de esos que tan bien interpretó el gran Cantinflas le voceó a un candidato: "Díganos cosas bonitas, aunque no sean verdad". Lo cierto es que no andamos muy sobrados de cosas bonitas. Veremos.
El caso es que ya tenemos al PSOE otra vez en guerra interna y con posibilidad de cisma y todo lo que ello lleva consigo. Si de algo vale la experiencia, y como dicen en mi pueblo, mal se le pone el ojo a la yegua
Apenas me había recuperado del impacto de la gratuidad viajera y cuando aún sonaba Gurruchaga en mi cabeza, me sorprendió muy agradablemente otra retahíla de compromisos del señor Fernández Mañueco, estos directamente relacionados con el medio rural donde vivo. Anunció ayudas de 2.000 euros para el mantenimiento del comercio en municipios de menos de 200 habitantes y de 3.000 para los bares y centros de ocio que incorporen tienda allá donde no la haya. Y en municipios de menos de 1.000 habitantes, una ayuda de 5.000 euros para la apertura de un comercio; otro tanto para la compra de un vehículo para el negocio y 2.000 para la rehabilitación del establecimiento. A todo esto habría que añadir "un programa de apoyo y acompañamiento en procesos de relevo generacional para ayudar en todo el proceso a los que quieran hacerse cargo de un negocio viable". Y una subvención de entre 10.000 y 20.000 euros a los autónomos que se hagan cargo de un negocio cuyo titular se haya jubilado o esté próximo a la jubilación. Falta hace algo así. En muchos pueblos se están muriendo negocios, y otros agonizan, porque nadie quiere quedarse con ellos; ni hijos, ni otros familiares, ni vecinos, ni gentes de fuera. Habrá que esperar a ver cómo evoluciona el asunto: si hay demanda, si se apuntan aspirantes y si la burocracia y el papeleo no echan para atrás a muchos candidatos. Y, especialmente, si las promesas de don Alfonso se cumplen, si no se quedan en simples palabras que generan titulares y poco más. He asistido a muchos debates, tanto de investidura como sobre el Estado de la Comunidad, en los que se soltaron compromisos que no pasaron de anuncios. Y nadie dio explicaciones. Haría falta un seguimiento pormenorizado, pero….
Estas promesas de Mañueco, y otras cuantas más, bien merecían unanálisis serio en la sociedad. Sin embargo, el segundo día del Estado de la Comunidad, pum, saltó la liebre. Un micrófono ¿abierto y oculto? captó unas andanadas de procuradores socialistas contra la actual y nueva dirección regional. ¿Casualidad?, ¿imprevisión?, ¿pulso? El caso es que ya tenemos al PSOE otra vez en guerra interna y con posibilidad de cisma y todo lo que ello lleva consigo. Si de algo vale la experiencia, y como dicen en mi pueblo, mal se le pone el ojo a la yegua. Nada nuevo: las cuestiones partidistas más urgentes que las preocupaciones ciudadanas. No escarmientan.
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