Opinión
Cinco poemas pedagógicos dedicados a la escuela pública
"Lo que somos capaces si estudiamos en la escuela pública, o damos clase"

Ilustración.
Primero. Empiezo con un soneto que no me manda Violante hacer, pero que demuestra lo que somos capaces si estudiamos en la escuela pública, o damos clase.
Entras en clase y notas que algo pasa/porque en silencio están los mis rapaces./Y eso que ellos nunca han sido capaces/de callarse ni en clase ni en su casa. /Con risas reprimidas acompasa/la cara de quienes son más audaces./Con seriedad los que son más tenaces.../¿Pero de dónde pues viene esta guasa?/Falta el rapaz que siempre en el pasillo/pasa la mayor parte del horario/porque el docente está hasta el coronillo./Y por eso hoy no ha sido necesario/expulsar de la clase a ese diablillo/que al oír el timbre... ¡sale del armario!
Un soneto he dedicado a ese niño que se aburre en clase y "la arma" para divertirse, porque no entiende lo que se enseña y porque quiere ser pastor como su padre: "Y para eso no hay que estudiar, Laura". Porque él ya sabe cómo se calcula lo que saca con cada cordero que venda en una cuenta de suma infinita a "tanto por cordero, tanto al año" que en clase de sociales suma con su compañero para no equivocarse. "Pero podéis multiplicar y es más corta la cuenta" –intento convencerles. "No nos entra la tabla, Laura. Espera que sacamos la fotocopia que nos ha dado el de mates". Para acabar sumando cordero a cordero vendido, en una suma infinita sin equivocaciones ni tablas de multiplicar.
Después de muchos años me lo encuentro en el clínico: "¿Sabes quién soy, Laura?". Y reconozco los ojos traviesos del niño que acababa en el pasillo, pero demostró que podía estar en silencio durante toda la clase si tenía un objetivo compartido con sus compañeros, en este caso gastar una broma a la maestra, que por un día pudo dar una clase de las que llaman magistral. Martín era pastor y estaba en el hospital cuidando de su abuelo que estaba enfermo: "¡Qué guerra te dimos, Laura! ¿Te acuerdas?".
Me diste una lección de sociales: porque tenías un trabajo para vivir, cordero a cordero en una suma honrada, y no multiplicando plusvalías. Y una lección de ciencias humanas: porque eras capaz de cuidar a una persona mayor, tu abuelo, respetando el silencio del hospital como me habías demostrado cuando te escondiste en el armario de la clase.
Segundo. Y ahora con versos más libres, que en la escuela en libertad se educa, si es en la pública también en la humanidad.
A un alumno que a veces la cabeza a un lado de la silla se inclinaba,/si estaban en la hora del recreo los niños a su maestra avisaban:
-Que otra vez a Manolito la cabeza se ha caído. / Seño, ¿se la colocamos?
-Claro, pero cuidadito / porque ya sabéis lo frágil / y débil que es Manolito. /Colocada la cabeza animaban al equipo/ de su clase que jugaba en el campo de futbito./ Manolito con su silla de ruedas con otros chicos/ y chicas que no jugaban ese recreo el partido,/ animando con sus voces y comiendo el bocadillo,/ jugaran o no jugaran se divertían lo mismo./ Si un compañero de clase metía gol ¡qué regocijo!/Dando vueltas de contento la silla de Manolito/chicos y chicas rodando juntos hasta el infinito.
Una lección que aprendo: en zona rural / elección de los centros no encontrarás / porque sólo la tienen en la ciudad / en donde la privada también está / pero nunca es rentable en zona rural
Manolito, sus compañeros y sus profesores me dieron una lección de igualdad. Juntos y dando pasos hacia una escuela inclusiva y una cultura de colaboración; que defiende escuelas en las que todos puedan participar y ser recibidos como miembros valiosos. La inclusión en la educación es una parte de la inclusión en la sociedad, y favorece una sociedad en la que todos son valorados igual porque todos igualmente tienen algo que aportar.
Tercero. Con coplas como cantan en la zona rural, otro poema haremos del campo a la ciudad.
La escuela de los pueblos / van a quitar. Llevarán a los niños / al comarcal. Donde hay muchos maestros / para estudiar y también más amigos / para jugar. En autobús los llevan / ¡A madrugar toca! pero en el cambio / van a ganar porque vendrán comidos. / Y si al final también están cansados / para estudiar ¡A la cama temprano / y a madrugar!
Ni escuela, ni instituto, ni comarcal, / ni si les dan la beca a universidad, / el centro de enseñanza elegirán, / en eso que se llama la "libertad / de elección de los centros" en la ciudad. / Pero que no se elige en zona rural: / a la escuela del pueblo si abierta está; / si está cerrada toca la comarcal; / al "insti" más cercano te llevarán / pues es obligatoria la ESO al final.
Una lección que aprendo: en zona rural / elección de los centros no encontrarás / porque sólo la tienen en la ciudad / en donde la privada también está / pero nunca es rentable en zona rural.
Cuarto. De escuela compensadora de lo que es desigualdad / con el esfuerzo de todos, casi todos llegarán. / Pero hay que poner los medios y debemos trabajar / para superar barreras también de la sociedad.
En Porto pocos maestros el curso finalizaban,/ Y además en esa zona casi en gallego "falaban".
Cuando acababan octavo de EGB se examinabaen la Puebla de Sanabria que a más de hora y media estaba.
Para llegar hasta allí, en un camión los llevaban/ pues no había otro transporte que hasta ese pueblo llegara./ Maestros recién nombrados en esas tierras lejanas/ -más por mala carretera que por la larga distancia-/ decidimos que los chicos y chicas tan preparadas/ no fueran en un camión y llegaran mareadas/ para hacer el "graduado" con el que los sentenciaban.
Al delegado de entonces escribimos una carta/ Y ¡sorpresa! Conseguimos que hasta el pueblo se acercaran/ -en taxi que no en camión como nuestra muchachada-/ inspectores y otros profes para que se examinaran,/ porque parece que entonces del maestro no se fiaban.
Aprobaron casi todos, porque todos se esforzaban/ para seguir estudiando ¡casi todos aprobaban! / Con el tiempo muchos de ellos su vocación culminaban./ Política del esfuerzo fue como denominaron / lo que en la escuela del pueblo los alumnos inventaron / con su constancia, su esfuerzo, barreras que superaron: / lección de superación que en mi corazón grabaron.
Quinto y último. A docentes y a las madres y padres que sin parar / colaboran porque sea pública y de calidad. / Es el último poema, que más bien sólo son ripios / dedicado a compañeros que conocen el oficio / mejor del mundo decimos quienes lo hemos ejercido / para dar unas lecciones. Pero al final aprendimos / las lecciones que nos dieron los alumnos tan queridos / que a veces nos encontramos y nos saludan a gritos:/ "¿Te acuerdas de las trastadas y de las picias que hicimos?".
Me acuerdo de todos ellos, todas ellas que un oficio / han encontrado en la vida. Y en la sociedad en que vivo / con dignidad nos ayudan a que el pueblo siga erguido. Portavoz de IU en la Diputación
Suscríbete para seguir leyendo
- Susto en la Vera Cruz
- La lluvia suspende el Santo Entierro de Zamora
- Los nazarenos reviven el Encuentro en Benavente
- ÚLTIMA HORA | Jesús Nazareno llegará hasta las Tres Cruces, pero acorta su recorrido de vuelta
- Un moroso de un club deportivo, que se pasea por Zamora con su Porsche, en los juzgados por la deuda
- Preocupación por Carlo Costanzia y Alejandra Rubio tras su accidente en la nieve: 'Su padre vino, y se cogió un avión
- Pedro Piqueras disfruta de la Semana Santa de Zamora
- Procesión de las cinco de la mañana en Zamora 2025: directo y recorrido de Jesús Nazareno vulgo Congregación