Opinión

Paula Fernández Morales

El recinto infantil de la plaza del Cuartel Viejo sucumbe a la basura

Desde bolsas de patatas vacías hasta cajas tiradas en el suelo

Suciedad en el parque infantil de la plaza del Cuartel Viejo.

Suciedad en el parque infantil de la plaza del Cuartel Viejo. / Alba Prieto

El parque de la plaza del Cuartel Viejo , considerado uno de los lugares sagrados de la infancia, se ha visto invadido por la falta de civismo. Desde bolsas de patatas vacías hasta cajas tiradas en el suelo, niños y niñas de la ciudad se ven obligados a jugar avasallados por los desechos de los contenedores próximos a la zona.

Además de provocar una sensación de abandono en los transeúntes, el "juego sucio" que los infantes se ven obligados a practicar en este entorno evidencia el descuido de la comunidad hacia los espacios públicos. Esta situación pone en cuestión el compromiso colectivo con el bienestar de las futuras generaciones.

Algunos progenitores, lejos de velar por la salud y la educación de los más pequeños, se mantienen al margen hasta que algún paseante afligido decide llamar la atención a los pequeños por arrojar basura dentro del parque o dar un balonazo a alguien al jugar al fútbol fuera del recinto.

Una mujer que pasaba por la zona con bolsas de la compra comentó que la falta de civismo y la preocupación por una buena educación de los niños han llegado a tal punto de dejadez que, cuando un grupo de menores le rompió un diente a una de sus amigas en la terraza de un local de la zona, las figuras paternas del grupo, en lugar de reprenderlos, los defendieron frente a las quejas de la afectada.

Ni los ciudadanos que aportan sus impuestos para que las zonas públicas se mantengan limpias, ni los menores de edad que deberían disfrutar de un espacio seguro, ni el servicio de limpieza, deberían pagar las consecuencias de la falta de educación cívica y la higiene deficiente que esta conlleva.

Este ambiente, invadido por un espíritu individualista e incívico, se consolida en las calles como reflejo de una sociedad envuelta en el egoísmo de las futuras generaciones y de los padres.

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