Opinión | Siete días y un deseo

El turismo

Zamora también es esencial para entender otros fenómenos. Por ejemplo, la importancia y el significado de los cambios económicos y sociales que se han producido en estas tierras durante los últimos 60 años y más

Turismo en Zamora.

Turismo en Zamora. / E. F.

El turismo es un gran invento. Ya lo reflejó en 1968 la película de Pedro Lazaga y lo escribe ahora este menda, aficionado a perderme por los rincones de esta provincia. Cuando ando cabizbajo, el mejor método para salir adelante es coger el coche y aterrizar en Sayago y Aliste, que siguen siendo muy especiales para caminar y hablar con algún vecino de lo que se tercie. Me ha tirado menos Tierra de Campos, hasta que de un tiempo a esta parte he descubierto que tiene un encanto especial. Pensaba estas cosas mientras en la televisión y en los periódicos escuchaba o leía las declaraciones de los políticos de turno en Fitur, la feria del turismo internacional que durante los últimos cinco días ha reunido en Madrid a la flor y nata de una de las actividades económicas que mayormente contribuye al Producto Interior Bruto de España. Lo cual es lógico, ya que los datos del Instituto Nacional de Estadística han confirmado que en 2024 se han batido todos los récords de turistas extranjeros, con más de 94 millones, echando por tierra los discursos de quienes se esfuerzan por pintar un país desvencijado.

Entre mis pasatiempos también se encuentran los eslóganes que utilizan los Patronatos de Turismo, las comunidades autónomas, las provincias, las comarcas, los Grupos de Acción Local y las asociaciones de desarrollo local. En el caso de Zamora, en esta edición nos hemos presentado al mundo con una idea que me ha llamado la atención: "Zamora esencial". El mensaje es llamativo y da pie a múltiples interpretaciones. Yo estoy muy de acuerdo con que esta provincia es esencial en muchísimas cosas y que hay que difundirlo a los cuatro vientos. Ahí están el patrimonio, la gastronomía, las fiestas populares, las tradiciones, los paisajes tan variopintos, etc. Pero Zamora también es esencial para entender otros fenómenos. Por ejemplo, la importancia y el significado de los cambios económicos y sociales que se han producido en estas tierras (aunque no solo, claro) durante los últimos sesenta años y más. ¿A qué me refiero? A la soledad en la que se encuentran muchas localidades que antaño hervían de personas y que ahora son escenarios donde encontrar la paz que con tanto ahínco se vendió durante la pandemia.

Hablo, como habrán imaginado, de la pérdida de población como consecuencia del éxodo rural, que dejó diezmados a la inmensa mayoría de los pueblos de estas tierras. Aunque sea domingo, no está de más recordar que la mayor sangría poblacional de esta provincia se produjo durante 1950-1981: hasta 142.480 habitantes (una media de 4.800 personas cada año) dejaron Zamora para irse a buscar las habichuelas a otros territorios. Sospecho que de estas cuestiones no se ha reflexionado en la capital de España, porque los objetivos de Fitur son otros. Pero al leer “Zamora esencial” a mi memoria llegaron también estas cavilaciones, junto a los recursos tan espectaculares que atesora un territorio que desgraciadamente aún sigue sin ser conocido y disfrutado como se merece. Y aunque no se haya hablado de estos asuntos, que quede constancia al menos en esta página dominical que me siento muy orgulloso de los valores que atesoramos, que son muchos, sin olvidar que también debemos reflexionar sobre los nubarrones que nos acechan a todos en estos tiempos tan convulsos en los que casi nada parece lo que es.

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