Opinión | Espejo de tinta

Monte la Reina, esperanza y necesidad de acción

Monte la Reina es esperanza y fuerza para Zamora, Toro y el conjunto de la provincia

Convoy militar en Monte la Reina.

Convoy militar en Monte la Reina. / José Luis Fernández

No es que la administración de la que depende se haya volcado en ello muy decidida desde el primer momento. Que las exiguas partidas presupuestarias destinadas hasta la fecha llamen a la euforia. O que conozcamos ya la duración del proceso hasta ver el campamento en funcionamiento. Pero, gracias a la iniciativa pública y al impulso social y privado, por fin no se discute que la ejecución del proyecto de Monte la Reina culminará a medio plazo. Lo cual, acostumbrados como estamos en esta provincia a que el progreso llegue en carro de ruedas cuadradas, hablar de la consumación de aquí a entre dos y cuatro años es decir "ya mismo".

Monte la Reina es esperanza y fuerza para Zamora, Toro y el conjunto de la provincia. La incorporación a nuestra esquilmada demografía de mil quinientos militares, jóvenes con familias que en muchos casos vendrán con ellos y en otros conformarán aquí, supone una inyección para nuestra esquilmada demografía de un calado aún no fácil de medir. Y con el incremento poblacional va lo demás. La necesidad de vivienda, el aporte de renta a la economía, la reactivación del comercio y la transfusión de sangre a las mortecinas venas de nuestra actividad social y al ambiente de nuestras calles.

Por eso conviene que las administraciones locales actúen ya en consecuencia para aprovechar el tirón inicial, el más importante. Mil quinientos militares son centenares de familias buscando vivienda y si no la encuentran en el área situada entre Zamora y Toro se irán hacia las provincias de Valladolid o Salamanca. No se trata solo de que el sector privado ponga suelo a disposición e invierta en urbanización y construcción, que lo hará, sino de favorecerlo agilizando la tramitación urbanística, desesperante y exasperante a veces, de licencias de edificación y actividad. Y la flexibilización, dentro del margen que la ley permite, de unos procedimientos que deberían ser revisados completamente como lo han hecho en los últimos años decenas de municipios en toda España.

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