Opinión | Zamoreando

Pobre estación de autobuses

"Queremos políticos que sepan reconocer sus errores, sus olvidos y entonar el mea culpa cuando toca; de esos hay pocos"

Estación de autobuses de Zamora.

Estación de autobuses de Zamora. / José Luis Fernández

En lo tocante a la estación de autobuses no estoy con ningún color político, como tampoco estoy con el horripilante color amarillo chillón con el que en su día embadurnaron sus paredes. Con quienes verdaderamente estoy es con los usuarios de unas instalaciones que, a todas luces, necesitan ser reformadas a fondo. No vale el sistema de parcheo al que tan acostumbrados nos tienen las administraciones. Ya va siendo hora de que, a quienes corresponda, muestren interés por Zamora no solo de boquilla.

La estación de autobuses de Zamora es una cochambre. Sin apenas servicios, sucia, maloliente en determinadas zonas, indecente. Me pregunto el porqué del abandono. Aunque los viajes de larga distancia han decaído desde la llegada de AVE y Alvia a Zamora, todavía son muchas las personas que, a lo largo y ancho de la provincia, precisan los servicios de los buses que tienen como punto de partida y destino una estación que los zamoranos no nos merecemos.

Ana Sánchez estafó estación de autobuses Zamora

Desperfectos en la estación de autobuses Zamora / José Luis Fernández

Mucho alardear de inversiones que, en algunos casos como éste, lucen poco o nada. Dejen de vociferar, dejen de levantar el índice acusador señalándose unos a otros y viceversa y actúen. Los zamoranos estamos hartos de palabrería, de promesas incumplidas y de mentiras o medias verdades. Queremos hechos, por aquello de que obras son amores y nunca mejor dicho.

¿A qué están esperando para realizar la pertinente intervención? ¿A qué se caiga? ¿A qué se convierta en un estercolero? ¿A que sea objeto del vandalismo al que no nos acostumbramos? Por estas líneas habla el sentir de infinidad de viajeros a los que no queda otro remedio que la utilización del bus. Menos mítines, menos postureo, menos fotos y más interés en el día a día y en los lugares donde ese interés fructifica: las instituciones, tan insensibles y olvidadizas.

Instalaciones así son tercermundistas. Y si hay un responsable del mantenimiento y conservación del edificio, que sea valiente y dé un paso adelante, en definitiva que dé la cara, nadie se la va a partir. Queremos políticos que sepan reconocer sus errores, sus olvidos y entonar el mea culpa cuando toca. De esos hay pocos.

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