Opinión | CARTAS

Dublineses (Los muertos)

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La mayor de la utilidad que, como toda actividad y producto, debiera aportar la lectura de una novela, la escucha de la música, o la visión de una película, además del posible goce estético y placer personal, es, sin duda, las enseñanzas, el aprendizaje de experiencias, la reflexión que conduzca a una mejor conducta, aceptación, adaptación, comprensión de la vida para adoptar las medidas, las decisiones, que nos eviten perjuicios y, si es posible y el personal se lo merece, contribuir, con nuestras tareas y aportaciones, a la satisfacción de las necesidades de la sociedad.

Como todo el mundo desea, aunque no suele cumplirlo a la recíproca, y como debiera presidir cualesquiera relación humana, la sinceridad, la coherencia, el respeto a los semejantes, tendrían que presidirla, pues solo con su presencia lograremos la armonía, el aprecio ajeno, la coherencia entre lo que se predica y los hechos; pues "obras son amores, que no buenas razones", (La Dorotea IV 309); y tengamos presente, para evaluar con objetividad la conducta ajena, que "por sus hechos los conoceréis", Mateo 7, 15-20, único criterio que la gente con un "minimum minimorum" de educación debiera utilizar para ser ecuánime, justa, y evaluar con equidad el proceder ajeno.

Especialmente en las más íntimas relaciones humanas, como pudieran ser las afectivas, la manifestación verdadera de los supuestos sentimientos que las presiden, tendría que ser inexcusable para evitar engaños, perjuicios, desengaños, daños, con el riesgo de reacciones no deseadas para quienes las provocan.

El relato "Los muertos", de "Dublineses", de James Joyce, describe, entre otros aspectos, el comportamiento de una esposa que oculta durante muchísimo tiempo a su esposo el verdadero amor que, tiempos pasados, sintió por otro hombre, lo que conduce a que "medita a solas sobre el sinsentido de la vida.; lo que puede hacer pensar que su contrato vital es de los llamados de "conveniencia" que pudieran tolerarse humanamente, en tanto "ambas partes contratantes", que contemplan los textos legales "ad hoc" y Groucho Marx, así lo consintieran con todas "las cartas hacía arriba, sin trampa ni cartón". Por cierto, sobre dicho texto se rodó una magnífica película, "The Dead", firmada por John Huston, con interpretaciones de secundarios de auténtico lujo.

Mucho nos tememos que aparte novelas y "pelis", por lo que se "observa", se deduce, "se dice, se comenta, se rumorea" la conveniencia, sin más exigencias, ni compromisos, cuando no el engaño puro y duro, es "moneda corriente".

Ay¡ la carencia de educación y el no aplicarse aquello de "lo que no quieres para ti no lo quieras para mí", Mateo 7:12; Confucio.

Eudiviges Bragado Calleja (Pinilla de Toro)

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