Opinión

¡Hasta siempre, Carlos!

Carlos Rodríguez, en el Ayuntamiento, hace una década

Carlos Rodríguez, en el Ayuntamiento, hace una década / J.N.

Desde que te conocí, a principios de los setenta, un día que fui a ver a mi primo Fernando a "Obras Públicas", y al ir a entrar a su despacho, estabas con él y nos presentó, hasta hoy, que me he despedido de ti en la iglesia de San Torcuato, para mí, querido Carlos, siempre fuiste una referencia en la profesión y en lo personal. Por eso y por muchas otras razones, después de haber dado un abrazo a tu siempre encantadora esposa, mi amiga Michelle, y un beso muy sentido a tu hija Berenice, no he podido reprimir mis deseos de dedicarte esta humilde glosa con todo el cariño y el respeto que siempre te tuve.

Fuiste una referencia en la profesión, porque por tu sabiduría, tu valentía y por tus capacidades emprendedoras y empresariales supiste escoger el camino difícil, al abandonar la administración pública, para la que cómoda y apasionadamente trabajabas, y crear tu propia empresa, Inzamac, que durante mucho tiempo fue santo y seña de una especialidad, el control de calidad en la construcción, que nunca estuvo tan valorada como debió estarlo.

Fuiste una referencia en lo personal, porque tu bonhomía se hacía notar, y más si ibas acompañado de ella, tu inseparable compañera, con la que formaste una magnífica familia que al abrigo de tus cualidades supo ganarse el cariño y el respeto de una sociedad, la zamorana, en la que por desgracia ese tipo de familias numerosas ya apenas existen.

Podría seguir glosando tus excelencias, que eran numerosas, admirado Carlos, pero como llegada la hora de partir, lo más valioso que nos has podido dejar es tu ejemplo, solo quiero despedirme públicamente de ti dándote las gracias por todo lo que hiciste por la profesión y por Zamora, a ambas supiste dar lo mejor de ti allá por donde anduviste.

Fue un placer saber y aprender de ti.

¡Hasta siempre, compañero y amigo!

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents