Opinión

De promesas incumplidas: bulos, fangos y tik tok

Vías del antiguo tren de la Ruta de la Plata

Vías del antiguo tren de la Ruta de la Plata / Archivo

El tren Ruta de la Plata en enero ya cumplió / la cuarentena del cierre que el PSOE decretó. / Y que pese al compromiso de abrirlo que prometió / la derecha del PP que estaba en la oposición, / cuando llegó al gobierno tampoco la vía abrió. / Forma parte de los bulos "no lo haces tú, lo haré yo", / que por Zamora difunden gobierno y oposición, / según el lugar que ocupan, y luego incumplen los dos.

El bulo o promesa incumplida de la reapertura de la vía férrea de la Plata cumple cuarenta años. En cuanto se cerró por el gobierno del PSOE, el entonces líder de la oposición, Aznar, prometió volver en ese tren a Zamora. Y no sólo no lo hizo cuando fue Presidente de España, sino que esa promesa pasó a formar parte de los bulos de esos partidos en las campañas electorales, que incumplieron en cuanto llegaron al poder.

Aunque cuarenta años de bulo puedan parecer muchos, no es el más viejo de los que aquí se llevan difundiendo en materia de comunicaciones. Entre los más históricos destacan: la transformación en autovía de la nacional 122 hasta la frontera portuguesa, el arreglo de la carretera de Porto de Sanabria o las comunicaciones con Portugal desde la misma comarca. Pero no hay pueblo por pequeño que sea que no tenga su particular carretera, puente o camino a punto de convertirse en bulo por el paso del tiempo.

En históricos devienen bulos que como la vía / del tren Ruta de la Plata traquetrean noche y día. / Hay otros que en el recuerdo o en vestigios pervivían. / Y los más que al poco rato de aparecer se extinguían, / pues promesas de campañas sólo eran: flor de un día.

Como ejemplo de los bulos de campaña ha conseguido pasar a la historia de los más efímeros la instalación de la empresa Softec en Zamora que anunció el presidente Zapatero y que nadie por aquí volvió a oír. Como pasó con la Cúpula de la Tecnología que durante más tiempo se mantuvo entre bulos de la Junta, que iba a construirse en el terreno hoy ocupado por un centro comercial. Ni una piedra se puso de la cúpula, pero casi es mejor, porque de otros bulos como el gran Centro de Congresos permanece el agujero de la Laboral, esperando otro proyecto para ser tapado, borrando cualquier vestigio.

También están los vestigios de lo que hubo que cerrar, / que objeto son cada día de bulos para tapar / embustes, trolas, engaños, paparruchas y demás: / incompetencia de algunos que presumen de mandar. / No es el caso de la vía del tren, pues para olvidar / que por aquí transcurría hubo que desmantelar / o hacer de ella un carril verde para andar o pedalear.

Vestigios de algunos cierres quedan en la capital que se llenan de bulos que como fantasmas sobrevuelan por la opinión pública sin llegar a materializarse: el edificio de la Cárcel que sólo ha servido para plató de cine; el Palacio Viejo de la diputación que airean de vez en cuando como sala de exposiciones; las instalaciones de la estación de tren para las que no faltan ideas; las residencias de estudiantes en varios centros educativos que están ocupadas a medio gas; el Colegio del Tránsito que, cuando se tape el agujero de la Laboral con el Conservatorio, se va a quedar vaciado como la provincia. Y hablando de la provincia, los consultorios médicos vaciados de sanitarios y de pacientes, como en su día las escuelas se vaciaron de niños.

Lo bueno de estos vestigios de los cierres que pasaron / es que quedan edificios que se podrá utilizarlos / en proyectos realistas y que sean necesarios.

Como ejemplo de estos planes necesarios para Zamora, se está acometiendo la rehabilitación de edificios públicos para viviendas en alquiler, y hasta se han incluido las casas parroquiales de los curas, que cada vez son menos las vocaciones. También a algún edificio con vestigio de cierre se le da una utilidad parcial, como la oficina de turismo que se va a abrir en el Palacio Viejo de la diputación. Otra cosa es que se queden en bulos o se hagan fango.

No es un bulo – los que mandan nos cuentan una vez más- / que no queramos reabrirla, pero ahora hay que contratar / los estudios pertinentes para poder comprobar / si el tren Ruta de la Plata es rentable de verdad. / Lo de palacio despacio: el tren se va retrasar

Las complicaciones burocráticas hacen que Zamora se llene de bulos que crecen a medida que se retrasan las obras: Montelarreina no avanza; sólo un carril nos pondrán; lo de Lobo para rato; los polígonos no vemos; en la provincia se cierran cuarteles y en la ciudad el de bomberos no empieza, y el de policía no se acaba de acabar.

Volviendo al tren. El dinero de todos hay que cuidar, / si es más barato que vaya por otra ruta hasta el mar / por la línea de Medina del Campo, que hecha ya está. / Más no sólo por los costes, rentabilidad social / es lo que más nos importa: para un servicio prestar; / si permite a la provincia de Zamora progresar / ¡Las promesas se convierten en fango y en lodazal

Las justificaciones por las promesas incumplidas acaban enfangando los proyectos y llevando a los que los defienden a una exposición permanente similar a los de los tiktokers en los medios y redes sociales, pero sacudiendo bulos en lugar de música.

Pero entre los zamoranos ese tren no se olvidó: / después de la cuarentena con fuerza reivindicó / reabrir la vía que unía desde Sevilla a Gijón / la provincia de Zamora con Salamanca y León. / Pasando por Benavente donde por fin se instaló / el Puerto del Noroeste que sin el tren se quedó. / "Benaveinte mil" tampoco ese objetivo alcanzó / de veintemil habitantes ¡cifra mágica por dios! / para ser independientes de la gran Diputación. / (No sólo la independencia es cosa de Puigdemont).

Pero el pueblo zamorano sabe luchar con tesón, / como en el Cuartel Viriato que el gobierno nos cerró/ pero pudo transformarse en un campus. Pues mejor / que dedicarlo a la guerra lo será a la educación.

Y si es el pueblo de España el que defiende proyectos: / la reducción de jornada con la que cambian los tiempos; / la subida o la bajada según la renta de impuestos. / Y otros que sean proyectos con una carga social que no se queden en bulos, pues cambian la sociedad.

También están los proyectos que en bulos acabarán: / ir al gimnasio algún día; también dejar de fumar; / leer un rato cada día; y con los niños jugar...

¡Ay, quien en tren por fin pudiera desde Zamora a Gijón / viajar en un tren playero para darse un chapuzón! / Si no podemos siquiera ir en tren madrugador a la capital de España a hacer alguna gestión.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents