Opinión
Biogás: una oportunidad, pero con transparencia y garantías
La llegada de las plantas es imparable, pero eso no quiere decir que haya que tragar con todo

Planta de biogás Schwarzer Weg, en Alemania. / Estefanía Vega
La industria del biogás tiene un potencial de largo recorrido en Zamora siempre y cuando se cumplan una serie de garantías medioambientales y para su llegada se tenga en cuenta la opinión de quienes van a convivir con las fábricas. El goteo de empresas energéticas que han mostrado interés por instalarse en los pueblos de la provincia ha levantado un recelo natural y justificado entre unos vecinos a los que no se les está hablando del todo claro. Las plantas, dicen, vienen a solventar un problema de difícil solución como es el de la gestión de los purines de las macrogranjas que cada vez con mayor número de cabezas se reparten por el territorio. Pero hay otros elementos que preocupan en las plazas públicas. ¿Bastará con el purín generado aquí o habrá que traer desde otros puntos de España? ¿Generará eso un tráfico insostenible alrededor de los hogares? ¿Olerá? ¿Creará puestos de trabajo? ¿Cuántos? ¿Dejará dinero o se esfumará a través del gasoducto? Y la más importante: ¿por qué aquí?
Las preguntas son tantas y de tanto calado que la Junta de Castilla y León ha mostrado la suficiente sensibilidad con los vecinos como para responderlas a través del Plan Estratégico del Biogás, un documento que promete marcar la hoja de ruta para el despliegue de estas plantas en la comunidad autónoma con absoluta transparencia y total garantía. Hace falta. Por el momento, ya existe un documento similar de rango nacional elaborado por el Gobierno que dictamina que España está muy por debajo del potencial existente para la fabricación de este tipo de energía; un biocombustible interesante para el Estado, dada su capacidad para integrar la economía circular en la generación de energía renovable.
Los defensores de estos proyectos, en consecuencia, insisten en que Zamora es un territorio clave por la localización en su territorio de macrogranjas generadoras de purines. Una verdad a medias. La realidad más tozuda dicta que las energéticas se interesan por esta provincia debido a su posición geográfica estratégica, con el paso de redes de gasoductos que la atraviesan de norte a sur, en la ruta entre los puertos de Huelva y Gijón, y de oeste a este, siguiendo el camino desde Portugal hacia Francia. Es esta tesitura la que ha levantado el interés de las empresas, que han contactado ya con hasta once municipios para instalarse en sus términos municipales: El Cubo del Vino, Peleas de Abajo, Coreses, Santibáñez de Vidriales, Peleagonzalo, Santovenia del Esla, Barcial del Barco, Camarzana de Tera, Cerecinos de Campos, Vega de Tera y San Cebrián de Castro.
La llegada del biogás a la provincia de Zamora es imparable, pero eso no quiere decir que haya que tragar con todo. Ahora es el momento de hablar y de exigir a las administraciones una política reguladora basada en dos claves: la protección del medio natural y de nuestros pueblos, y un impacto económico directo en el territorio
El sí a las plantas de biogás ha recabado ya importantes apoyos capitaneados por los alcaldes, en su mayoría, que se niegan a dejar pasar una de las pocas oportunidades que suelen salir en esta porción vaciada de la península. También las organizaciones agrarias han mostrado su apoyo a unas industrias que ayudarían a reparar los daños que los residuos de la actividad pecuaria están causando en el terreno y en los acuíferos, un argumento esgrimido casi de forma literal por el presidente de la Diputación Provincial de Zamora, Javier Faúndez. Todos ellos, además, apuntan a Alemania como ejemplo a seguir. Otra verdad a medias.
Si bien el país germano, quien hace y deshace en materia regulatoria dentro de la Unión Europea, acumula cerca de 11.000 plantas de biogás dentro de sus fronteras, la realidad es que la gran mayoría de ellas son de dimensiones reducidas y anejas a explotaciones agroganaderas para favorecer el autoconsumo. Ese no es el modelo que las empresas quieren traer a Zamora, más orientado hacia la producción para el transporte que para el uso doméstico. Racionalizar el combustible producido para emplearlo en el ámbito local es la propuesta que esta misma semana ha lanzado Izquierda Unida, quien ha pedido una moratoria en la aprobación de proyectos de esta índole hasta que la Junta finalice su Plan Estratégico del Biogás. Una postura aplaudida porque incluye la exigencia de que los vecinos sean escuchados en este trabajo de campo.
La llegada del biogás a la provincia de Zamora es imparable, pero eso no quiere decir que haya que tragar con todo. Ahora es el momento de hablar y de exigir a las administraciones una política reguladora basada en dos claves: la protección del medio natural y de nuestros pueblos, y un impacto económico directo en el territorio. Con decisión, pero también con luz y taquígrafo.
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