Opinión | Zamoreando
¡Esto es la leche!
Los expertos y no tan expertos en alimentación se contradicen constantemente

Vaso de leche. / Freepik.
Los expertos y no tan expertos en alimentación se contradicen constantemente. Hoy recomiendan una cosa y mañana la contraria. Es muy complicado saber cuándo tienen razón y cuando se equivocan. Es verdad que el conocimiento evoluciona y que vivimos un constante aprendizaje. Hemos pasado de demonizar el agua y el pan a la necesidad de beber más de ocho vasos diarios y comer un mínimo de cuatro rebanadas de pan al día, siempre que sea integral.
Otro tanto de lo mismo ocurre con la leche. Llevan una temporada atosigándonos en contra de su consumo. Llegada a este punto me viene a la memoria el recuerdo de mi buena madre, (¡cuánto y cuánto te echo de menos, mamá!) llevándome a la cama todas las noches un buen vaso de leche caliente en invierno y fresquita en verano. La verdad es que conciliaba el sueño de maravilla y no como ahora.
Pues bien, resulta que este alimento sujeto a debate desde hace tantos años, yo diría que toda la vida, no es imprescindible en la dieta para tener todos los nutrientes necesarios. Que los mandamases de Gaza no se me reboten. Simplemente me estoy haciendo eco de un estudio publicado por la Universidad sueca de Uppsala, que da motivos más que suficientes para frenar el consumo de leche en aquellas personas que mantienen la costumbre de tomar al menos un par de vasos de leche, en desayuno y cena.
El aumento de las personas intolerantes a la lactosa ha vuelto a acrecentar la polémica. Cierto que ahora también hay leche sin lactosa. Volviendo a la investigación, el estudio ha puesto en evidencia que las mujeres que beben más de un vaso y medio de leche al día tienen mayor riesgo de cardiopatías. Por el contrario, a los hombres no les pasa lo mismo, ni ocurre si el consumo es de yogures y otros lácteos fermentados.
El estudio en cuestión establece que, a partir de un vaso y medio, se va incrementando el riesgo de un infarto o un ictus en comparación con las mujeres que beben menos leche. Da igual si es leche desnatada o entera, el riesgo se mantiene. ¿Qué hacer? Porque si tienen razón hay que tomárselo en serio. Esto, más que la leche, es la releche.
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