Opinión | Editorial

La derecha sigue al alza, toca reflexionar a la izquierda

Votaciones en la provincia de zamora.

Votaciones en la provincia de zamora.

En Europa, en España y en Castilla y León ganó la derecha. Sánchez y Feijóo decidieron jugarse su futuro político con la UE de por medio. Estamos ante unas elecciones muy limitadas - por la participación y porque las rige un sistema distinto- como para sacar conclusiones determinantes respecto a otros ámbitos de la contienda. Aun así, los socialistas van a tener muy difícil imponer en esta ocasión un relato que convierta la derrota en victoria. Van cuatro votaciones consecutivas en cuatro meses y en cada una de ellas el PP ha ido comiendo terreno a un PSOE que tras cada cita se desangra lentamente.

La máxima distancia que históricamente hubo en estos comicios entre los dos partidos fueron los 4,4 puntos que Aznar le sacó a Felipe González dos años antes de que el popular ocupara La Moncloa. La diferencia entre los partidos que ahora lideran Feijóo y Sánchez ha sido de 4 puntos. Solo el tiempo dirá si este escrutinio anticipa un cambio de tendencia. Pero sí indica que a la izquierda le toca reflexionar en profundidad.

En Castilla y León el PP también gana las elecciones en todas las provincias con el 44,5% de los votos frente a un PSOE que se queda en el 30,4%. Vox, socio de Gobierno de Mañueco en la Junta, crece hasta el 10,5%. La sorpresa en la comunidad autónoma la ha dado la candidatura "Se acabó la fiesta", formación que lidera Alvise, y que en su estreno se convierte en la cuarta formación política más respaldada, con 42.638, es decir, el 4,04%. Con estos resultados se confirma que los europarlamentarios vinculados a la comunidad autónoma elegidos son el popular Raúl de la Hoz, actual portavoz del PP en las Cortes (que dejará de serlo en las próximas semanas) y la socialista Iratxe García que repite escaño. A las puertas de convertirse en eurodiputado se ha quedado el líder de Podemos en Castilla y León, Pablo Fernández, que iba en el tercer puesto de la candidatura de Podemos, finalmente con solo dos escaños en la eurocámara.

El voto ultra que ya está provocando un terremoto en varios países, con convocatoria sobre la marcha de elecciones legislativas en Francia, no arraiga en España. Las dos principales fuerzas a uno y otro lado del espectro ideológico están reconquistando terreno desde la quiebra del bipartidismo. Los españoles han reafirmado su vocación claramente europeístas y huido de los extremos.

Dos crisis económicas de dimensiones colosales en tres lustros han empobrecido a la clase media, el gran estabilizador social. Esa desatención está sin duda en la base del cambio en la motivación ante las urnas y en la del éxito de opciones pintorescas que nada resuelven con su populismo. La democracia está enferma, la división de poderes se resquebraja y las instituciones sufren. Urge reparar los destrozos.

Aires amenazantes de inseguridad soplan en el mundo y lo están conduciendo en diversas regiones a una situación límite. Europa afronta casi un desafío existencial. Lo que ha permitido avanzar en prosperidad y tranquilidad a la Unión, su gran éxito, siempre ha sido la colación entre populares, socialdemócratas y liberales, un emblema importable de las virtudes de la moderación y la centralidad. Esa alianza parece garantizada en el conjunto de los 27 para preservar el consenso de valores y propósitos que nos ha traído hasta el presente

Las dificultades no han desaparecido. Desde hoy, la pelota vuelve al tejado doméstico. Lo que vaya a ocurrir con la Generalitat y la aplicación de la amnistía condicionará las estrategias. No pueda descartarse una vuelta a las urnas en Cataluña u otras generales, con las cámaras bloqueadas. Esta legislatura en realidad no ha echado a rodar. Va siendo hora de ponerse a trabajar para responder a los problemas reales de la ciudadanía y no a los inventados por cálculos partidistas. A ver si alguien lo aprende.

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