Opinión

Margarita se va a la guerra

CARTAS

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"La amenaza de guerra es absoluta y la sociedad no es del todo consciente". (Margarita Robles, ministra de Defensa en el Gabinete de Pedro Sánchez).

En lo que a mí se refiere, como parte de esa sociedad, no soy consciente de esa amenaza bélica. Y así es porque creo en la fuerza de la razón, y no en la razón de la fuerza. La razón se manifiesta dialogando para el objetivo de la paz. ¿Acaso no es posible? ¿Por qué no se implementaron los Acuerdos de Minsk de 2014 y 2015? Sencillamente porque Estados Unidos, líder de la OTAN, en cuya entrada se ratificó España, por la maldita gracia del PSOE, no quiere perder su rol de potencia hegemónica. Y dentro de ésta ser un gran productor y vendedor de armas en el mundo. Según un informe reciente del "Instituto Internacional de Estocolmo para la investigación de la Paz", la dependencia europea al suministro armamentístico de Estados Unidos ha pasado del 35% al 55%.

Vuelvo a manifestarme en mi rechazo a cualquier guerra. Comparto aquellas palabras de Eduardo Galeano: "Las guerras siempre invocan nobles motivos: matan en nombre de la paz, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia, y por las dudas, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero". Sirva para concienciar la sentencia de Juan Bautista Alberdi (1810-1884), padre de la Constitución de Argentina: "No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal de juicio". ("El crimen de la guerra", 1870).

¿Es consciente esta pitonisa belicosa de lo que augura? ¿No forman sus palabras un escalón más de esta guerra híbrida a la que somete a Europa la OTAN, con su afán expansionista hacia la frontera de Rusia? Mire, Margarita, si cree en esa amenaza, siendo como es su misión de defendernos del malvado Putin, dé ejemplo, póngase casco, con macuto a sus espaldas, y fusil en mano, váyase, solita, a pegar tiros a Ucrania. Sepa que la homenajearé con aquella canción infantil "Mambrú se fue a la guerra, /qué dolor, qué dolor, que pena, / Mambrú se fue a la guerra, / no sé cuando vendrá/ do-re-mi, do-re-fa…”.

¿Por qué no se le da una oportunidad a la paz, como inmortalizara musicalmente John Lennon?... "La guerra es lo que ocurre cuando fracasa el lenguaje" (Mark Twain).

Aberlardo Lorenzo

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