Opinión

Un Zamora CF a la deriva utiliza la última bengala de salvamento

Una señal de SOS dirigida a la masa social que en otros tiempos llenó el estadio Ruta de la Plata

Jugadores del Zamora CF

Jugadores del Zamora CF / Ana Burrieza

El Zamora CF ha vuelto a la casilla de salida. Al mismo punto donde se encontraba en el inicio de la asamblea del 22 de mayo de 2018; reunión fatídica, a la postre. Aquel día, los socios apostaron por la conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva y dejaron vía libre a la llegada de Víctor de Aldama quince días después. El empresario madrileño fue recibido entre vítores. Una suerte de Bienvenido Míster Marshall futbolero aderezado con coches deportivos y relojes de oro que obran a día de hoy en posesión de la Guardia Civil, encargada de su custodia hasta que la Audiencia Nacional aclare su procedencia. Los cimientos de barro sobre los que se levantaba el imperio del dueño del equipo están ahora en tela de juicio por presunto fraude. Como también lo está la operación de compra de la entidad rojiblanca, realizada, según la investigación, con 1,3 millones de euros de las mordidas obtenidas con las mascarillas.

Seis años después, el Zamora CF se pone de nuevo frente al espejo de la mala gestión. Antes fueron presidentes. Ahora, un propietario involucrado en uno de los mayores casos de corrupción ligados a la pandemia del coronavirus. Pese a que la estructura directiva del club está conformada por cuatro personas, ninguna de ellas se ha pronunciado desde que el 21 de febrero se conociera la participación de Víctor de Aldama en el conocido como "caso Koldo". Una falta de comunicación flagrante que el socio se ha tomado como el invisible prólogo de una muerte anunciada.

La única certeza, a día de hoy, es que el club está en venta. Que Víctor de Aldama busca comprador para deshacerse del Zamora CF y obtener así liquidez de cara a afrontar un proceso judicial que se presume largo

La temporada marcha mejor que nunca a nivel deportivo, con un grupo de futbolistas que ha conseguido clasificar al equipo para el playoff a falta de cinco jornadas para el final de la liga y que mantiene intactas las opciones de ascenso directo. Por eso, al abonado le duele que las fullerías de la planta noble hayan llegado en este preciso momento. ¿Mala suerte u oportunidad? David Movilla, entrenador y único portavoz rojiblanco en mitad de esta marejada de corrupción, tiene clarísimo que el futuro empresarial de esta Sociedad Anónima Deportiva está íntimamente ligado con el deportivo. En trazo grueso: alguien comprará el Zamora CF si está en Primera RFEF y cuenta con el respaldo masivo de la grada. Y, con un puntito más de grosor: nadie comprará el Zamora CF si está en Segunda RFEF y la afición se muestra indolente.

Las palabras de David Movilla en la rueda de prensa del pasado domingo tras el partido contra la Gimnástica de Torrelavega fueron la bengala de un náufrago en mitad del océano. Una señal de SOS dirigida a la masa social que en otros tiempos llenó el estadio Ruta de la Plata y que tiene por delante dos partidos hasta el final de la temporada para mostrar todo su potencial. Para exhibirse. Para venderse. Sobre el tapete, los profesionales del balón se han conjurado para tratar de obtener el billete directo al ascenso, sabedores de que por ese camino pasan sus opciones de cobrar los salarios que se les adeudan desde el pasado mes de febrero. Un ejercicio de autoconvencimiento que también debe hacer la grada si quiere tener los domingos ocupados el próximo año.

La única certeza, a día de hoy, es que el club está en venta. Que Víctor de Aldama busca comprador para deshacerse del Zamora CF y obtener así liquidez de cara a afrontar un proceso judicial que se presume largo. Por delante, apenas quedan dos meses que se antojan cruciales para que se aclare el futuro del club más importante de esta provincia, atendiendo a su masa social. Cada abonado, si no cada ciudadano, podrá poner su granito de arena para la pervivencia de la entidad haciendo de embajador, acudiendo a la grada y alentando a los futbolistas. Aunque, con todo y con eso, el futuro rojiblanco seguirá escribiéndose única y exclusivamente en los despachos.