Opinión | Zamoreando

No todo el mundo

Son muchos los países que no adaptan el horario de verano y mantienen el de invierno

Una persona cambia la hora del reloj.

Una persona cambia la hora del reloj.

Cuando hablan de cambio de hora en el mundo deberían matizar. No todo el mundo anda a vueltas con los relojes que si horario de verano arriba, que si horario de invierno abajo. Países hay que se resisten. Países que lo mantienen y países que lo abandonan. Los que mueven la maquinaria del reloj siguen insistiendo en que la intención es ahorrar energía, aprovechando más la luz natural. No hay consenso al respecto. El cambio sigue siendo muy criticado. Y no hay que ir a buscar a los críticos fuera de las fronteras españolas. Según una encuesta del CIS, por lo tanto poco fiable, el 64% de los españoles se opone a estos cambios de hora. Cambios que, por otro lado, son muy puñeteros. El domingo que nos dejan con una hora menos, el impacto sobre nuestra salud es bestial. Está demostrado científicamente.

Los críticos deberán seguir en su empeño hasta 2026, fecha que el Boletín Oficial del Estado ha anunciado como límite. Tampoco nos podemos fiar mucho. Por lo tanto hasta ese año, si es que vivimos y Putin no nos envía antes un petardo nuclear, seguiremos ajustando los relojes a los horarios de invierno y verano. Entonces, habrá que ponerse de acuerdo en algo de vital importancia, con qué horario nos quedaremos, ¿con el de invierno o con el de verano? He ahí la cuestión. El mantra del ahorro energético no se sabe de qué lado caerá.

Son muchos los países que no adaptan el horario de verano y se mantienen con el que rige durante todo el año que es el de invierno. Argentina y Uruguay son dos ejemplos a los que cabe añadir México. China que con su vastedad geográfica mantiene un solo huso horario para todo el país. Turquía, que mantiene el horario de verano desde 2016. Japón, que lleva 60 años sin alterar la hora, Islandia que llevó el cambio a consulta ciudadana y el "no" al cambio fue rotundo. A todos ellos hay que añadir Rusia entre otros muchos que sería prolijo enumerar. Sin embargo, esta práctica genera debate y su mantenimiento depende de múltiples factores, entre ellos la geografía, los patrones climáticos, y las necesidades económicas y sociales.

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