Si mis versos valieran tus palabras

Si mis versos valieran tus palabras / de profesor, contenta viviría. / Y por eso de Machado prestadas / sobre Líster, hago palabras mías.

No por carta sino en redes sociales / de tu batalla han llegado noticias: / nos dicen que al final abandonaste / tu tierra zamorana, tan querida.

Mas tus palabras siguen resonando, / en personas que en batallas perdidas / no se callan y siguen denunciando / abusos, corrupciones, injusticias. / Como poetas que siguen cantando, / con tus palabras que alientan la vida.

Testigo han sido páginas de este diario / del compromiso de tu poesía / con los pobres del mundo, abandonados / del poder que se ejerce cada día.

Esa columna que era como un faro / que llenaba de luz lo que escondían / los que parapetados en despachos / oficiales hacían tropelías.

Con alma de poeta y cuerpo a cuerpo, / a mano, ordenador, con pluma y tinta / roja de corazón, de pensamiento / cristiano, igualitario, socialista. / De los que no se callan, pues silencio / cuando hay que denunciar es cobardía.

Por eso con palabras que son agua / de llanto por perder tu compañía / en las calles que tus versos pisaban / para llenar de lucha tu poesía.

Palabras que se fueron desnudando / en los últimos años de tu vida, / cuando sólo en conceptos te expresabas: / diario, verdad, amigos y mentira.

Ideas que brotaban de tus labios, / conceptos limpios con palabras llanas, / sin adorno, adjetivos, sin resabios. / De un hombre bueno las sabias palabras / como sólo podría un literato / de oficio pronunciar: palabras guapas.

Con las tuyas que son de buen poeta, / hombre bueno, que Machado decía / en el sentido bueno de la palabra / bueno, que hizo un arma de su poesía.

Esa felicidad que tú buscabas / -para nosotros llamada utopía- / en discusión de ideas y palabras / nos hizo compartir el tiempo y vida.

Tejida de conceptos y de ideas / en medio de las idas y venidas: / Por la paz, por los parias de la tierra, / los esclavos sin pan, que aunque nacía / nunca dejaban que se repartiera / entre las bocas de quien lo cocía.

Con la felicidad que nos dejaste de tu poema, feliz, y de tu vida, no decimos adiós, te recordamos, porque fuiste también nuestra familia.

"Es la felicidad una alimaña de relucientes ojos que se esconde…".

Utopía buscando te encontramos / en los ojos que de frente miraban, / que aunque corría y se iba de las manos, / en nuestro corazón rastro dejaba.

"Alguien nos dice: Está debajo de esas piedras, y cavamos".

Y buscamos cavando bajo piedras, / entre los pliegues de rojas banderas, / democracia pidiendo en esa oscura / dictadura del mal. Del exilio noticias.

"Por encontrar la dicha el hombre va a los bares".

Por buscar la utopía / nos vemos en los bares, / y desde allí miramos las estrellas / fugaces por si pasa. / "Mas es escurridiza" / Y a mujeres y hombres tal vez llega / “la hora del trabajo”. / Buscando “en tuberías” derechos laborales. / “Revolviendo anaqueles” para encontrar viejas ideologías.

"En tabernas les da la madrugada, les da la muerte…".

Y cansados de buscar entre cielos y tierra / la ideología redentora, paran, / se cansan y se sientan / y parece que mueren. / Pero fuera seguimos escuchando / los pájaros que cantan la utopía, / los primeros de mayo del trabajo, / este año los tractores verdecidos / del campo, de la tierra que renace.

"Y en un supremo esfuerzo quiere brotar de nuevo".

Porque en Zamora y en toda la tierra, / siguen hombres "de sueños y de carne", / siguen mujeres de carne y de sueños / que aseguran que la utopía existe / y la han visto pasar. Dejando huellas.

"A pocos metros".

En la orilla del Duero que en su espuma con lágrimas en el mes de febrero recuerda tu palabra que perdura…Y la nuestra: ¡Hasta siempre, compañero!

No mueren los que luchan, permanecen voz en alto, Lorenzo Pedrero.

(*) Portavoz de IU en la Diputación

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