Zamoreando

Pero, ¿dónde se ha visto?

El partido disputado entre el Rayo Vallecano y el Sevilla dejó una imagen bochornosa

CAPTURA DE TELEVISION DEL MOMENTO EN EL QUE UN ESPECTADOR METE UN DEDO EN EL CULO DEL JUGADOR LUCAS OCAMPOS, DURANTE EL PARTIDO ENTRE EL RAYO VALLECANO Y EL SEVILLA DEL 5 DE FEBRERO DE 2024.

CAPTURA DE TELEVISION DEL MOMENTO EN EL QUE UN ESPECTADOR METE UN DEDO EN EL CULO DEL JUGADOR LUCAS OCAMPOS, DURANTE EL PARTIDO ENTRE EL RAYO VALLECANO Y EL SEVILLA DEL 5 DE FEBRERO DE 2024.

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Pero, ¿dónde se ha visto lo que se ha visto en el partido disputado entre el Rayo Vallecano y el Sevilla? Hay demasiada gente trastornada en España. Van de normales pero algo no les funciona bien. O les patinan las neuronas o son directamente unos cerdos con tirantes o unos sinvergüenzas. De todo hay en esta viña. El partido al que aludía dejó para la posteridad una imagen bochornosa, una imagen indignante, un suceso inédito, hasta ahora, que se produjo cuando un aficionado introdujo un dedo en el ano de Ocampos cuando el jugador hispalense iba a sacar de banda.

Solo pido que no se ponga de moda. Porque estas cosas son como el comer y el rascar, todo es empezar. Y no. Esto no tiene pase. Si algo así llega a ocurrir en el fútbol femenino, no quiero ni pensar la que se hubiera organizado. Las feministas de salón saliendo en tromba, el Gobierno con Yolanda Díaz a la cabeza, pidiendo justicia al mismísimo papa Francisco con quien la vicepresidenta parece hacer tan buenas migas. Vamos, que se hubiera preparado la de San Quintín. Pero como ha sido a un jugador varón, parece que se quisiera dar carpetazo al asunto. Pues no. Me opongo. Hay que seguir hablando, también en los telediarios, del asunto y del malestar de Ocampos. ¡Fue un intento de violación en vivo y en directo! Eso se hubiera dicho si de una jugadora se tratase.

Lo del pico de Rubiales fue peccata minuta, comparado con esta especie de "tacto rectal" que ha dejado mucho que desear. En primer lugar, el dedo del tactador no estaba enguantado y convenientemente lubricado, no era un especialista y, por supuesto, no buscaba hemorroides o fisuras, ha sido una gamberrada o algo peor, ha sido algo feo, muy feo, desproporcionado y punible. El aficionado era local, eso es un hecho, pero no por ello va a tener que pagar los platos rotos el club Vallecano. Son muchos los locos que andan sueltos. Quién iba a dar que algo así podría suceder. Esta vez fue en el campo del Rayo, la próxima, vaya usted a saber. Porque habrá nuevos intentos por parte de algún imbécil de estos que todo lo emponzoñan con su sola presencia.

Lo que nos queda por ver todavía. Porque estos comportamientos, quiero creer que aislados, cuentan con sus correspondientes seguidores, botarates, imbéciles profundos, descerebrados o simplemente sinvergüenzas, desubicados sociales. No creo que se haya tratado simplemente de una gamberrada. Si se pilla al del dedo que, por favor, desvelen su identidad. No voy a pedir que publiquen su foto y todos sus datos personales, la Ley de protección de datos lo impide, aunque la pobre Ley tiene agujeros por todas partes, pero que como suele decir una concejala del Ayuntamiento de Zamora cuando alguien le cae mal, que lo pongan en su sitio.

Gestos y comportamientos así no se deben permitir en la Liga española que presume de ser una de las mejores del mundo. El Rayo que tome medidas urgentes y que no dejen morir el asunto. Lucas Ocampos no es Jenny Hermoso pero se merece el apoyo de toda la afición española y la protección de la Liga. No se puede pasar por alto el suceso, dejándolo impune, porque de esa forma se condena al fútbol a repetirlo.

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