Opinión | Zamoreando
Viene crecidito
De seguir así el caudal del río Duero los paseos pueden desaparecer

Crecida del río Duero / José Luis Fernández
Esta vez no se trata de ningún político, aunque no sería difícil señalar con el índice acusador. Esta vez se trata del Duero a su paso por Zamora. La margen derecha y la margen izquierda aparecen anegadas. De seguir la incipiente crecida los paseos que tantas veces hemos ollado todos aquellos a los que nos gusta caminar, pueden desaparecer. El mobiliario urbano también es objeto de la querencia del agua que parece necesitar espacio para seguir creciendo.
Y ahí está el problema. Si el Duero sigue creciendo a su paso por Zamora, ¿está Zamora preparada para semejante coyuntura? Siempre nos pillan con el paso cambiado. A ver si poco a poco, con más prisa que pausa, vamos reconduciendo semejante situación. La autoridad competente suele ser poco previsora. Tres cuartos de lo mismo suele pasar cuando la nieve nos visita. Cabe esperar que la nieve se quede en las montañas. Bastante tenemos en Zamora con las nieblas que vuelven por sus fueros, dejando los cuerpos ateridos y el paisaje como pixelado cuando son densas e intensas.
No me gusta el invierno, lo confieso abiertamente. Hay quienes se empeñan en hablar de sus múltiples encantos, yo no los veo por ninguna parte. Los peores fenómenos atmosféricos tienen lugar en el periodo invernal. Lo que en verdad me preocupa ahora es la subida del nivel del Duero. Me da por pensar en los vecinos que viven más próximos al río, disfrutando habitualmente de un bonito paisaje y de la compañía del rumor del agua, pero que ahora tiene que estar con el corazón en vilo por si el crescendo es imparable. A lo mejor no es para tanto y mi preocupación no tiene razón de ser. Lo que sí tiene razón de ser es que hay que prevenir para no tener que curar.
Sólo nos faltaban las nieblas que se anuncian para unos cuantos días en esta especie de Londres zamorano. Nieblas que, en gran medida, le debemos al río. Es lo que tienen las ciudades que comparten su fisonomía con grandes ríos y no tan grandes. Si la subida del nivel del río no es preocupante porque no afecta ni a personas ni a bienes pues, qué quiere que le diga, puede ser incluso un espectáculo, algo que añadir para acabar con las tradicionales rutina y monotonía de esta Zamora nuestra en la que nunca pasa nada o casi nada.
No sé si lo de la crecida tendrá otro significado que no sea el lógico, porque el año 2024 no es el año del agua. Según el horóscopo chino es el Año del Dragón de Madera. Según la ONU es el Año Internacional de los Camélidos y según la FAO, 2024 es el año de la Acción Anticipatoria en Centroamérica, y que no es otra cosa que la acción temprana, también conocida como acción anticipatoria, basada en tomar medidas guiadas por las alertas tempranas o pronósticos, para proteger a las personas antes de que ocurra un desastre. Para ser eficaz, debe incorporar la participación activa de las comunidades en riesgo. ¿Se habrá tenido en cuenta en Zamora esa Acción Anticipatoria por si acaso al Duero le da por seguir subiendo de nivel? Porque, viene crecidito. Y esto no ha hecho más que empezar
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