Freixo de Espada-à-Cinta, "a vila mais manuelina de Portugal"

La villa está situada a unos seiscientos cuarenta metros de altitud y a cien sobre el nivel de las aguas del río

OPINIÓN

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Ángel García Prieto

En la frontera hispano-lusa de las comarcas salmantinas de Vilvestre y Saucelle, Portugal presenta en la otra orilla del río Duero/Douro un concejo con el chocante nombre de "Freixo de Espada-à-Cinta". Esta llamativa denominación se podría traducir como "Fresno con Espada a la Cintura", quizá porque fundase dicha población un hidalgo de tiempo incierto y de nombre Feijão, que llevaba en su blasón un fresno y una espada; o quizá porque el nombre provenga de otro noble godo, denominado "Espadacinta", que tras una batalla, descansó en aquellas colinas sobre la margen derecha del río y también decidió asentarse allí de un modo definitivo con sus huestes para colonizar aquellas tierras. Incluso también una tercera leyenda, que explica algo parecido, aunque esta vez relativa al rey Dinis, que cansado tras una de sus muchas batallas contra su hijo bastardo, el infante Afonso Sanches, también durmiese la siesta a la sombra del fresno y dejara en él su cinturón con la espada y para acabar fundando el asentamiento de la población.

La villa está situada a unos seiscientos cuarenta metros de altitud y a cien sobre el nivel de las aguas del río, que en esa latitud está represado en el embalse español de Saucelle, con una bellísima sucesión de curvas del cauce, orillas pedregosas, acantiladas, que un poco más río arriba se convierten en los famosos Arribes del Duero/Douro.

Sea como fuere el origen de su nombre, lo cierto es que hoy uno de los lugares más emblemáticos de esta bonita villa es un fresno, que catalogan como de hace más de cinco siglos, con un cinturón de hierro que abraza su troco y del que pende una gran espada de hierro; representa el fresno mítico que da nombre a la villa y al concejo, que forman parte del distrito administrativo transmontano de Bragança. El árbol está ahora cercado por una valla y se alza junto a la majestuosa y poco común Torre Heptagonal y muy cercano también a la Iglesia Matriz de la villa.

La Torre Heptagonal, o del Galo, es una poderosa construcción granítica del siglo XIII, en cierto modo elegante y un tanto singular - porque torres de siete lados no hay muchas - que queda de la fortificación medieval de Freixo. En el extremo opuesto de la plaza se alza la iglesia parroquial, que es un templo de claro y patente estilo manuelino, de planta "salón", con tres naves de la misma altura y techo abovedado con nervaduras, y un interior de retablos de madera dorada en los laterales. Y el altar mayor se decora con paneles pintados en la escuela de Grâo Vasco (Vasco Fernandes), famosísimo pintor de estilo flamenco del s. XVI, que tenía en la ciudad de Viseu su taller, ahora museo nacional.

Desde la parte más moderna de la localidad, donde se encuentran los edificios públicos, como el pabellón polideportivo, el juzgado, los Bombeiros Voluntarios y algunos comercios y restaurantes, se inician varias calles que se dispersan, para irse acercando en leve subida al centro histórico, con los detalles constructivos y decorativos de portales, ventanas y balcones de piedra tallada en bajorrelieves de estilo manuelino.

Entre estas edificaciones de época y en una de las más significativas se alberga el Museu de la Seda e do Territorio, con espacios expositivos que ocupan un edificio de piedra conocido como la Casa da Cadeia, porque algún tiempo atrás era la cárcel ("cadeia") municipal. Allí se explica a través de objetos y paneles expositivos el proceso de fabricación del hilo de seda, que produce en fibras "o bicho-da seda" (el gusano de seda), animalito conocido más de dos mil años antes de JC y que desde las tierras de China, Corea y Japón llegó a Europa, a través de Italia, donde se distribuía en el s. XII por toda Europa. Luego fueron los portugueses los que comerciaron mucho con la seda a partir del s. XVI y en Freixo llegó a haber setenta y un telares y varias fábricas de alfombras, corbatas, paños y colchas, que se exportaban sobre todo a España. Y aún hoy existe todavía una pequeña producción artesana testimonial.

La Casa do Poeta, es otro pequeño edificio en la parte baja del centro histórico, donde nació en 1850 el ilustre escritor Abílio Manuel Guerra Junqueiro, hijo de una rica familia y político republicano, diputado, escritor y embajador en Suiza; y sobre todo poeta popular romántico muy celebrado en Portugal. Que también tiene dedicada también una placita y unos sugestivos murales con su imagen y las reproducciones de algunos de sus poemas más significativos.

El denominado estilo manuelino, que hace popular protagonista a Freixo de Espada-à-Cinta como la "Villa más manuelina de Portugal", toma su nombre en la época del reinado de don Manuel (1494 -1529). Era aquél un tiempo de gran expansión y de descubrimientos marítimos portugueses que invitan a usar muchos novedosos elementos naturalistas y vegetalistas en las ornamentaciones arquitectónicas; hay quien lo denomina "revivalismo romántico", por la profusa presencia de elementos tomados del mundo de la navegación y de la naturaleza en las exóticas tierras africanas y asiáticas descubiertas por Portugal.

Volviendo a Freixo, en su centro histórico hay una treintena de edificios en las calles que en aquella época se abrían por desarrollo poblacional y económico, quizá por la llegada de muchos judíos que huían de la persecución española y se instalaron allí. Así aumentaron los recursos productivos y comerciales, que les permiten buscar buenos canteros para preparar sus nuevas casas y sus dependencias agrícolas, ganaderas o fabriles.

Freixo de Espada-à-Cinta es una villa muy interesante, pero hay que ir a ella, no se pasa por allí; hay que ir a buscarla y hacer un buen número de vueltas y revueltas desde Mogadouro, o desde Torre de Moncorvo, pero vale la pena. Claro que vale la pena. Además, esos otros lugares citados en el camino también son dignos de visita o al menos de atención cuando se atraviesan.

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