Las Naciones Unidas considera los 17 de octubre como día internacional para la erradicación de la pobreza. Hoy día nos afecta a todos quien en los últimos años no ven inseguridad en su día a día, donde las violaciones a la Justicia tanto por los Estados como por las grandes corporaciones es el "pan de cada día". Qué decir de esos pequeños grupos que se forman para apoderarse de instituciones centenarias, que se han formado con donaciones desinteresadas primero de sus fundadores y después de los socios.
No podemos dar un paso atrás de los derechos que hemos conseguido luchando contra "viento y marea" y no podemos dejar de seguir trabajando por las desigualdades y acabar con la pobreza y las injusticias (nunca desde el buenismo, que tanto mal está haciendo).
Debemos cambiar el modelo de producción y el consumo desmesurado que genera explotación y precariedad para el 77% de la población mundial. Intentemos impedir que el poder económico deje de estar en manos de pocos, sobre todo controlemos a las grandes corporaciones que hoy día se han convertido en los auténticos gobiernos explotadores (carecen de escrúpulos, al estar protegidos por el anonimato).
No podemos echar todas las culpas a las guerras que hoy día tenemos y sufrimos pagándolas con nuestros impuestos, no duden que las grandes corporaciones se benefician con ellas, enriqueciéndose mucho, sobre todo la industria armamentística.
El 9% de las grandes fortunas son causantes del 54% de las emisiones de efecto invernadero, pero el pago de su consecuencia es sufragado por la ciudadanía de a pie con sus impuestos (cada día más abusivos) y lo grave es que cada día la población permanecemos más silenciosa. Nunca vi esta falta de lucha ni en la época más dura del franquismo.
No podemos olvidar la preocupación que hoy hay en la desigualdad entre mujeres y hombres. Hoy 879 millones de personan viven en una pobreza extrema, muchas de ellas en países ricos con recursos, no hay que darse una vuelta por nuestras ciudades donde encontramos personas viviendo en las calles. Sin contar cerca de 180 millones de personas desplazadas como consecuencia de las guerras y de las hambrunas (por causas climáticas), no olvidemos que cerca de 70 millones de personas viven en condiciones de esclavitud por trabajos abusivos y matrimonios forzados.
Necesitamos urgentemente una transformación de las estructuras de poder de los Estados y que decir de un cambio total de Naciones Unidas (hoy para muchos es protector de injusticias al tener algunos Estados el derecho de veto).
Es una obligación que los Estados garanticen los derechos sociales y económicos fundamentales de sus ciudadanos "que lejos de la realidad está hoy y ayer".
Debemos ir hacía una economía social y solidaria, basada como ya he repetido en varias ocasiones, que ponga la economía y las ganancias empresariales por debajo de las personas, no podemos permitir con silencio la explotación que estas viendo cada día por parte de las grandes corporaciones y sus cooperadores necesarios aquellos que escogen la explotación del ser humano en provecho personal.
Se deben incrementar las ayudas a la producción y el comercio locales responsables en el territorio (comercio de cercanía), así como facilitar la distribución del comercio justo. No permitir y poner freno a las grandes superficies, priorizando los comercios tradicionales que embellecían las ciudades y las hacían atractivas para pasear y ser lugares de encuentro de la población.
En definitiva, para no cansar, prioricemos las políticas publicas destinadas a reducir la pobreza y la exclusión social con empleos dignos, un acceso a la vivienda y a una formación laboral adecuada a las necesidades. Y sobre todo, repito, apartemos el "buenismo" de los demagogos y populistas que tanto daño esta haciendo a la sociedad.
(*) Politólogo y sociólogo. Presidente de la Liga Española Pro Derechos Humanos