Fallece Ricardo Flecha

Ricardo Flecha, escultor

Primera talla de Ricardo Flecha con 14 años.

Primera talla de Ricardo Flecha con 14 años. / Francisco Somoza

José Ángel Rivera de las Heras

José Ángel Rivera de las Heras

Ricardo Flecha Barrio (Zamora, 1958), hijo del pintor Ricardo Flecha Valle y de Isabel Barrio Rodríguez, se inició en el mundo artístico, siendo aún adolescente, en los talleres locales del tallista Arturo Álvarez García; del pintor Antonio Pedrero Yéboles; y del escultor Ramón Abrantes Blanco. En 1983 se trasladó a Madrid, donde recibió clases de dibujo en la prestigiosa academia "Artaquio". Al año siguiente ingresó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, obteniendo la licenciatura en 1989. Por entonces fue seleccionado para exponer su obra Barandales (1988) en la IV Bienal de Arte Universitario, celebrada en Amberes. Su primera exposición la celebró en la Galería Casanova, de Zamora, en 1990.

Desde 1995 ha compaginado la docencia en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora con el trabajo escultórico en su taller. También cultiva su faceta de investigador sobre talla y policromía en el campo de la imaginería religiosa, publicando algunos trabajos y dictando conferencias. Asimismo, ha participado en diversas ediciones de las muestras organizadas por la Fundación Las Edades del Hombre: Passio, en Medina de Rioseco y Medina del Campo (2011); Aqva, en Toro (2016); y Contrapunto 2.0, en Salamanca (2018).

Gracias a una sólida formación personal domina espléndidamente el dibujo, habiendo publicado numerosas ilustraciones en libros, revistas y periódicos locales. En la mayoría de sus obras ha combinado los diversos tipos de madera con otros materiales alternativos, como los metálicos (hierro, plomo, zinc, bronce, latón) y los sintéticos (resinas de poliéster y de poliestileno). El acabado se caracteriza por la utilización de diversas ceras, anilinas y pátinas a base de óxidos metálicos, pero no renuncia a la policromía tradicional. Aunque algunas veces se ha plegado a los deseos y criterios impositivos de los comitentes, tendentes al naturalismo o al esteticismo, la mayor parte de su producción traspasa los cánones tradicionales y respira una comprometida innovación en lo conceptual, lo compositivo y los materiales empleados, con los que ha explorado y experimentado constantemente desde sus comienzos.

Siempre ha trabajado en el campo figurativo, dedicándose sobre todo a la temática religiosa, pero interpretada de modo peculiar, siguiendo la senda del patetismo gótico. Sus formas rudas, descarnadas, sarmentosas, retorcidas hasta el paroxismo, y las policromías, poco convencionales, suelen provocar en el espectador un fuerte impacto estético; su propósito es expresar los efectos dramáticos del tema representado para alcanzar su sensibilidad y obligarle a la reflexión interior sobre aquello que contempla. Es en este ámbito, caracterizado por un cierto "expresionismo delirante", donde el artista se encuentra más satisfecho.

Es conocido en el ámbito local y nacional por la realización de numerosas figuras, grupos y otros elementos procesionales para las semanas santas de Zamora (Virgen María y San Juan, 2004), Toro (Jesús del Perdón, 1991), Benavente (Virgen María y San Juan, 1994), Manganeses de la Lampreana (Yacente, 1987), León (Piedad, 1998), Lugo (La oración del huerto, 2006), Valladolid (Resucitado, 1994, y Virgen de la Alegría, 2009), y Zaragoza (Exaltación de la cruz, 1993). Para la Cofradía de Cristo en su Mayor Desamparo de Medina del Campo ha realizado dos muy destacables: Cristo en brazos de la muerte (2011), debido a la conmoción mediática que provocó su novedad iconográfica, y Cordero de la Redención (2016), que ha supuesto una gran innovación al aplicar conceptos teológicos a la plástica procesional.

La temática religiosa ocupa un apartado importante en su obra, con temas como el Niño Jesús (2008), la Sagrada Familia (2010), la Piedad (diversas versiones), Cristo crucificado (entre los que destacan los del Museo Catedralicio de Zamora, 1997, y de la Cofradía de la Virgen de la Saleta, 1998), yacente (Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias, 1996) y resucitado (iglesia de Santa María la Mayor de Benavente, 1998). Asimismo, figuras de santos, como San Sebastián (1991), San Julián (2016), y San Atilano (2021).

También tiene esculturas urbanas, entre las que destacan Barandales (1994) y San Alfonso Rodríguez (1996), ubicadas en las plazas zamoranas de Santa María la Nueva y del Seminario, respectivamente, además de los hitos correspondientes al Via Crucis de la avenida del Nazareno de San Frontis (2005), así como los monumentos del emigrante (1992), en Fermoselle, el conmemorativo del 50 aniversario de la rotura de la presa de Vega de Tera y la catástrofe de Ribadelago, en Ribadelago (2009), al VI centenario de la fundación del condado (1998/2002) y el escudo de la villa (2015), en Benavente, y el del penitente (2013), en Bercianos de Aliste.

Finalmente, ha realizado numerosas obras de pequeño formato, impregnadas de un atrayente localismo, pues muchas están dedicadas a asuntos zamoranos, como la Semana Santa local y provincial (Barandales, Merlú, congregante, hermano de "las Capas" con farol o matraca, conquero toresano y penitentes de Bercianos de Aliste), y las costumbres y tradiciones de la tierra (gaitero alistano, Zangarrón de Sanzoles, ajero, dos y pingada, etcétera).

Sirva esta exposición monográfica, desarrollada en su querida ciudad, para conocer y contemplar las obras más representativas del escultor, que son presentadas en este catálogo con un criterio cronológico, con el fin de apreciar su evolución artística. Con ella se expresa la simpatía y el aprecio tanto de las instituciones, organismos y entidades locales, como de sus amigos y vecinos. Y se muestra la creatividad de su universo artístico, digno de contar con un puesto destacado en el panorama escultórico nacional del siglo XXI.

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