El pasado lunes, 11 del actual, el comité ejecutivo del PSOE, o mejor dicho, Pedro Sánchez, que es el único que corta el bacalao en el otrora partido socialista obrero español, expulsó de él a Nicolás Redondo Terreros por "reiterado menosprecio a las siglas del partido".
Afiliado a las Juventudes Socialistas de España en 1975, Redondo Terreros, hijo y nieto de destacados dirigentes socialistas, durante muchos años fue un militante muy activo, que llegó a ser secretario general del PSE (Partido Socialista de Euskadi). También fue diputado autonómico -tres legislaturas- diputado nacional -dos- y candidato a lendakari en dos ocasiones hasta que, en 2002, al ver frustradas sus aspiraciones de alcanzar la presidencia del gobierno vasco después de haber pactado con el PP su posible investidura (los resultados de las últimas elecciones a las que se presentó no fueron los que esperaba), decidió abandonar la política y dedicarse a su profesión de abogado. Desde entonces, ha seguido siendo militante del único partido al que ha pertenecido, hasta su reciente expulsión.
Nicolás Redondo Terreros, que siempre se caracterizó por defender la libertad de opinión y de expresión allá donde fue, o estuvo, en los últimos años, tras la llegada de Pedro Sánchez a la Secretaría General de su partido y con posterioridad a la Presidencia del Gobierno de España, han sido numerosas las veces que ha mostrado públicamente sus discrepancias con la deriva del PSOE, como han hecho otros muchos dirigentes y exdirigentes socialistas sin que a ningún otro, salvo a Joaquín Leguina, se les haya pasado más factura que la de ser considerados "dinosaurios socialistas".
El "pecado" de Nicolás ha sido no callarse nunca ante el sinfín de indignidades y despropósitos que ha protagonizado Pedro Sánchez desde que rige los destinos del PSOE y de la Nación española; entre otros, Redondo Terreros se posicionó totalmente en contra de la reforma del delito de sedición, de la rebaja de penas para el de malversación y, más recientemente, de la amnistía a los secesionistas y del más que posible acuerdo con Junts para conseguir sus apoyos a cambio de una ley que, caso de que llegue a salir adelante, puede dinamitar España.
Nicolás Redondo se ha mostrado en contra de las pretensiones del secretario general de su partido de pactar con un prófugo de la justicia, Puigdemont, y en favor de un pacto con el PP que pudiera hacer posibles las políticas de Estado que la Nación española lleva años necesitando.
Y porque una cosa es predicar y otra dar trigo, desde mi humilde posición, pido a todos los socialdemócratas que aún puedan militar en el PSOE, que den un paso al frente y hagan campaña en contra de la investidura de Pedro Sánchez, si ésta, caso de que fracase la del señor Feijóo, pudiera ir de la mano de los partidos que quieren romper España.
Don Felipe González, don Alfonso Guerra, doña Matilde Fernández, don Juan Alberto Belloch, don Francisco Vázquez, doña Elena Valenciano, don Javier Lambán, don José Rodríguez de la Borbolla, don José Luis Corcuera, don Jordi Sevilla, doña Cristina Alberdi, don Odón Elorza, don Emiliano García-Page… por favor, hablen alto y claro, pues su silencio, como sus tibias manifestaciones pueden seguir dando alas a Pedro Sánchez y evitando que la militancia socialista sepa discernir entre lo que es bueno y malo para el PSOE y lo que solo es bueno para tan impresentable personaje. Si así lo hicieran, tal vez estén aún a tiempo de rescatar a su partido de las garras de quien lo ha convertido en una secta.
El PSOE se está jugando su dignidad, y España su futuro y el de todos los españoles que quieren, queremos ser libre e iguales. Hablen ¡por Dios! y actúen, aunque solo sea en defensa de su credibilidad y en coherencia con sus trayectorias, que no es poco.
Don Nicolás Redondo Terreros, por haber hablado claro acerca de lo que cree que es hoy el partido en el que ha militado toda su vida, ha sido silenciado por Pedro Sánchez, que ha querido dar un “aviso a navegantes” para que nadie más levante su voz.
Todos los que tenemos años recordamos una canción que fue santo y seña de unos ideales, allá por los setenta. La referida canción, cantada por el grupo musical Vino Tinto, fue utilizada como reclamo para alentar a los españoles a participar en el referéndum para la reforma política de 1976, en el que sería el primer proceso democrático de sufragio universal tras la caída de la dictadura. La canción decía así:
Si tienes unos ojos para ver el camino que has de andar / Si tienes un corazón que te mueve, unas manos para trabajar y un ansia de libertad/Y si tienes aliento para hablar, dime pueblo: ¿Quién te obliga? ¿Quién puede obligarte a callar?/Habla pueblo habla, tuyo es el mañana / Habla y no permitas que roben tu palabra / Habla pueblo habla, habla sin temor /No dejes que nadie apague tu voz. / Habla pueblo habla, este es el momento / No escuches a quien diga que guardes silencio / Habla pueblo habla, habla pueblo sí 7 No dejes que nadie decida por ti.
La reproducida canción fue símbolo de una época en la que la mayoría de los españoles creíamos en la reconciliación y en la esperanza de una España mejor.
¡Ojalá llegue pronto un día en que los que podamos, o puedan seguir manteniendo aquella esperanza vuelvan a creer en la unidad de España y a luchar por su reconciliación!