El Estado en almoneda

Mucho más que el derroche de unos miles de millones

Sánchez se dirige a Feijóo en el Senado

Sánchez se dirige a Feijóo en el Senado / P SANTOS/ M Á RODRÍGUEZ. MADRID| Carlos Lujan

Carlos Domínguez

Carlos Domínguez

Reiniciado el sainete electoral, se tiende a olvidar lo cercano. La ocurrencia del cine, los viejos y los dos euros como enésimo dispendio de Sánchez el dadivoso, pudo tomarse por bufonada, astracanada en busca de votos de última hora para el gobierno que subsistía gracias al apoyo de quienes presentaron en sus listas candidatos condenados en su día por delitos de sangre.

Pero la comedia del dar y repartir, o sea, derroche y deuda a expensas de una fiscalidad abusiva sobre las clases activas y propietarias, esconde una malignidad de mayor calado que el despilfarro de unos miles de millones de euros. Oculta la perversión de una democracia que, por vía de la demagogia y la corrupción, lleva el Estado y las instituciones a una situación límite, en la cual dineros y derechos son dilapidados a discreción conforme a una piñata gigantesca, rebatiña en beneficio de cuerpos, estamentos o colectivos que compiten sin pudor por lo suyo, presionando a un poder público incapaz de contener la marea de segmentos cuyo interés parcial se retroalimenta por la lógica del yo más… y, visto lo visto, lo máximo que pueda.

Las taifas autonómicas pugnando a causa del agua, la financiación o las infraestructuras, son la punta del iceberg de una irreversible descomposición del Estado

Las taifas autonómicas pugnando a causa del agua, la financiación o las infraestructuras, son la punta del iceberg de una irreversible descomposición del Estado. Aun así, es de mayor gravedad la disputa entre corporativa y sindical que se ha abierto camino en la sociedad, donde vulnerables, pobres, inmigrantes, vaciados y hasta funcionarios de toda clase y condición, incluida una Justicia cuyos miembros ejercen potestades de soberanía, se han lanzado a una carrera desenfrenada por mejoras monetarias o laborales, aduciendo discriminación, poder adquisitivo y cualquier otra peregrina afrenta susceptible de reivindicación.

El PSOE, partido del PER y la prebenda clientelar, es gran culpable del desmán a lo largo de la transición. Sánchez es el epílogo cutre de semejante farsa, sin olvidar lo último del cine, los viejos y el mísero par de euros. Mas, en el fondo, ¿qué diferencia hay respecto a políticas ya en marcha del PP aquí y allá, con anuncios de ayudas y subvenciones a grupos, los que fueren, como sectores privados a los cuales se prima por encima del interés general, criterio irrenunciable para los poderes públicos? Ninguna, cuando el Estado garante del principio de igualdad ante la ley se halla a merced de quienes reclaman privilegios incompatibles con dicho principio, también con la dignidad de instituciones que deberían ser patrimonio del conjunto de la ciudadanía.

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