El espejo de tinta

Guarido y su corrupción

Antonio Vázquez demostró que en lo municipal la gestión y las ideas deben primar sobre la ideología

Ángel Macías

Ángel Macías

Que el alcalde desde hace 8 años y camino de 12 Francisco Guarido nos dedicara el titular más destacado de su entrevista estrella de campaña electoral al mejor y de media más votado alcalde que nunca ha tenido esta ciudad, Antonio Vázquez y a mí como integrante de su equipo durante sus tres mandatos, denota que tiene que enmascarar su ausencia de proyecto para Zamora y que aún le obsesionan esos tiempos lejanos en los que los votantes dejaban en la irrelevancia a la ahora triunfadora izquierda capitalina.

Tiempos en los que Zamora vivió un impulso transformador, de recuperación del carácter perdido como ciudad y de mejora de su atractivo urbano. Años en los que de un hotel de cuatro estrellas se pasó a seis. En que el casco histórico de la ciudad fue completamente reurbanizado con identidad de conjunto y una calidad de servicios urbanos hasta entonces desconocida. Años en los que el río pasó de ser trinchera y ciénaga a convertirse en el pulmón de unión, ocio y esparcimiento preferido por los zamoranos. En los que se abrían más establecimientos comerciales que los que cerraban y en que, pese a que en la provincia se perdía población, la capital la ganaba.

Años en suma, en los que después de un primer esfuerzo modernizador de otro buen alcalde, Andrés Luis Calvo, Antonio Vázquez demostró que en lo municipal la gestión y las ideas deben primar sobre la ideología y no digamos sobre el sectarismo trasnochado y amenazante. Años en los que se invirtieron, de verdad, no en el papel, con criterio y calidad más de 120 millones de euros. Muchos de ellos peleados y conseguidos en Europa. En los que los proyectos se redactaban, adjudicaban y ejecutaban sin pasar por varios procesos fallidos como viene ocurriendo con todas y cada una de las pocas actuaciones importantes que una y otra anuncia el actual gobierno municipal que va a hacer pero nunca hace.

Dice Guarido, que la presunta corrupción que se supone él ha destapado hunde sus raíces en aquellos tiempos, hace ¡20 años! Pero omite varios detalles importantes como que ningún alcalde anterior a él, ni ningún integrante de los equipos de gobierno democráticos de PP, PSOE o UCD fueron condenados ni acusados por ningún caso de corrupción. Que los hechos que denuncia ocurren fundamentalmente durante sus ocho años de gobierno, no durante el periodo de Rosa Valdeón ni, en ningún caso, en el de Antonio Vázquez y mío. Omite que de sus denuncias no ha resultado condena alguna para los funcionarios, las empresas o los concejales de Izquierda Unida, PSOE o PP de los que han dependido esas áreas. Calla que, curiosamente, en los dos contratos más importantes en los que la justicia dictaminará cuando corresponda si ha habido fallos o no, corrupción o no, terminaron su vigencia al comienzo del mandato de Guarido y siendo legalmente improrrogables los ha mantenido durante sus ocho años hasta hace apenas unos meses, lo cual si no es corrupción, se aproxima bastante.

Quizás va siendo hora de que alguien le recuerde a los zamoranos, en el ayuntamiento y en los medios, estas cosas que Guarido sabe y a partir de ese momento las cosas puedan empezar a cambiar, para bien, en Zamora.

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