Zamora entra en la era de los pactos

Una persona sostiene papeletas electorales frente a las urnas

Una persona sostiene papeletas electorales frente a las urnas / Tomàs Moyà - Europa Press

Editorial

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Los zamoranos han hablado y su dictamen en las urnas es la obligación de pactar en los principales ayuntamientos de la provincia. También en la capital, donde Guarido repetirá como alcalde al ser la de Izquierda Unida la lista más votada, pero se queda lejos de esos 14 concejales que le dieron una mayoría absoluta holgada cuatro años atrás. Con una caída de diez puntos y otros tantos ediles, necesitará sí o sí al PSOE para gobernar. Los socialistas crecen en porcentaje de voto un 1,5% aunque mantienen tres representantes, pero el peso específico en la composición de la corporación de la capital será muy distinto a la formada en 2019 y David Gago puede presumir de haber salvado los muebles en una convocatoria nefasta, en líneas generales, para el PSOE.

Cabe hablar en Zamora ciudad de un fin de ciclo, aunque el poder se mantenga en manos de una mayoría de izquierdas. El famoso "efecto Guarido" se desinfla y los votos "prestados" de los descontentos que auparon al líder indiscutible de IU cambian de nicho. El candidato del PP, Jesús María Prada Saavedra, suma ocho puntos más que hace cuatro años y obtiene ocho concejales. Y como cuarta fuerza política se sitúa Zamora Sí, la apuesta transversal planteada por el aún presidente de la Diputación de Zamora, Francisco Requejo, que obtiene dos concejales. En número de votos consigue imponerse incluso a la fuerza que se anunciaba como gran revelación, Vox, que marca todo un hito al entrar con dos ediles en el Consistorio de la capital zamorana. Y otro hecho histórico, reflejado en los sondeos de Metroscopia para LA OPINIÓN-EL CORREO, toma cuerpo: por primera vez serán cinco fuerzas políticas las que tendrán representación en la Corporación de la capital zamorana.

El protagonista de la noche ha sido el PP que, salvo en la capital, recupera Benavente, es el más votado en Toro y puede arrebatar el Ayuntamiento de Puebla al histórico del PSOE José Fernández Blanco además de mantener sin apuros el poder en la Diputación

Aunque el protagonismo auténtico hay que buscarlo en las filas del Partido Popular, que deja atrás sus horas más bajas y provoca un vuelco en las principales plazas perdidas en las últimas convocatorias municipales. Ha sido, sin duda, una gran noche para el PP, que deja claro su dominio en la Zamora rural y que además recupera la segunda ciudad de la provincia: en Benavente es la fuerza más votada, aunque la candidata, Beatriz Asensio, gobernaría en minoría si no alcanza un pacto con el único concejal de Vox, que también entra. El socialista Luciano Huerga, después de dos mandatos consecutivos, se quedaría en la oposición, incluso a pesar de que su actual socio de IU obtuvo casi "in extremis" la representación en la corporación benaventana. Un escenario que contemplaba la encuesta publicada la semana pasada por LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.

Los populares se imponen también con fuerza en los municipios del alfoz de la capital y están a punto de arrebatarle la Alcaldía de Puebla a todo un histórico del PSOE. José Fernández Blanco podría ceder el bastón de mando en función de cómo se resuelva el triple empate registrado con el tercero en liza: el partido de nuevo cuño Futuro, que tiene en sus manos la llave de la villa sanabresa.

La debacle socialista resulta evidente en plazas señeras que mantenían con mayoría absoluta. Qué cara le ha salido la disputa, más personal que ideológica, a la dirección provincial del PSOE con el alcalde de Toro, Tomás del Bien. Con los resultados cosechados por el PP, que iguala en concejales a los socialistas, o bien recomponen el tablero roto cuatro años atrás, con el expediente de expulsión de Del Bien, o el hasta ahora alcalde tiene en sus manos hacia dónde basculará el Ayuntamiento toresano en los próximos años, donde también se hacen hueco, con un concejal cada uno, Zamora Sí y Futuro.

La otra cara de la moneda es la que puede presentar la dirección provincial del PP, que estaría a punto de tener de nuevo el poder en la Diputación de Zamora con una mayoría sin necesidad de pactos, a costa de la pérdida de diputados en IU, tras el retroceso en la capital, y también del propio PSOE. El mapa de Zamora, con la excepción de la capital, se tiñe de azul y esa es una excelente carta de presentación a los dirigentes regionales.

Quedará la incógnita de qué hubiera pasado si, en el contexto nacional dado este 28-M, el presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, hubiera mejorado los resultados del adelanto de hace un año. Porque al PP le ha salido bien hasta la jugada en el Ayuntamiento de Valladolid. El exconsejero de Presidencia Jesús Julio Carnero batía anoche al que se daba como ganador seguro, el socialista Óscar Puente. Si el 28-M era un test para las nacionales, con la suma de todos los resultados ya puede aventurarse cuál puede ser la tendencia cuando se voten las Elecciones Generales a finales de año.

El escrutinio deja claro que los políticos están condenados a entenderse si actúan como están obligados y anteponen el interés de sus municipios y su provincia sobre cuestiones partidistas y personalismos

Pero lo que prima ahora es la constitución de los ayuntamientos y diputaciones que tendrá lugar el próximo 17 de junio. Hasta entonces tienen los diferentes candidatos para llegar a acuerdos de gobierno. En el caso de Zamora, el escrutinio deja claro que los políticos están condenados a entenderse si actúan como están obligados y anteponen el interés de sus municipios y su provincia sobre cuestiones partidistas y personalismos.

De lo contrario, el peligro afectaría al sentido de la propia democracia. Porque no dejan de ser preocupantes los porcentajes, continuamente a la baja, en cuanto a participación, por lo que a la provincia de Zamora se refiere. En la capital ni siquiera se llegó al 60% del censo; también descendió en Benavente y Toro.

Parte de esa lección a extraer en las urnas consiste en hacer volver a creer a los más desapegados que es con la participación política donde se resuelven los grandes problemas de la sociedad. Los pactos que están por llegar deben ser capaces de erradicar la confrontación y trazar una línea de entendimiento que abra el futuro a la esperanza.

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