La participación electoral decide el futuro de Zamora

Preparativos y votaciones

Preparativos y votaciones / David Fernández

Editorial

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Apenas quedan unas horas para conocer los resultados de las elecciones municipales que se celebran este domingo, después de una campaña en la que Zamora ha conseguido sortear, hasta última hora, la mayor parte del lodo que ha envuelto las comparecencias de los representantes de unos y otros partidos en otras comunidades. Solo alguna denuncia de última hora altera el tranquilo balance provincial de quince días de intensa actividad para los que aspiran a obtener un acta de concejal en cualquiera de los 248 ayuntamientos que renuevan alcaldías.

El tópico de que un día como este 28-M se celebra la "gran fiesta de la democracia", una jornada en la que los resultados de las urnas deciden el futuro, en este caso, de los municipios, queda empañado a menudo por esa confrontación perenne que contamina la actividad pública hasta devaluarla a los ojos de los ciudadanos, con el peligro que ello entraña.

La sombra de la abstención planea cada vez con más fuerza, a medida que se propaga el desapego de gran parte de la población con una clase política que les parece profesionalizada y ajena a sus problemas, cuando no forman parte de ellos. La campaña en Zamora, salvo por la aparición de un par de ministras y los cargos regionales de los principales partidos, ha mantenido un perfil bajo. Haberse celebrado de forma separada de las autonómicas ha dejado a la comunidad, en líneas generales, lejos de los grandes titulares. Quizá, por ello, escapar del espectáculo nacional orientado hacia las Generales de diciembre ha permitido que los ciudadanos pudieran escrutar con más facilidad las propuestas y proyectos que las principales candidaturas han elaborado para ciudades y pueblos.

Y por eso, porque se trata de definir el futuro de la administración más cercana al ciudadano, el voto de todos y cada uno de los que tienen derecho de sufragio es crucial. Los ayuntamientos tienen un margen amplio de competencias. Las corporaciones que se formen a partir de los resultados de esta noche tomarán decisiones que afectan a la rutina diaria de los ciudadanos. El funcionamiento de los servicios básicos; la atención social y el establecimiento de políticas que coadyuven en el reto demográfico, que también atañe a las administraciones central y autonómica; el dibujo urbanístico, atendiendo al contexto de lucha contra el cambio climático y la descarbonización, cuestiones que se debaten en los entornos más urbanos y en el rural, donde cada vez se instalan más parques de energías renovables, son algunas de las cuestiones a las que tendrán que comenzar a responder los nuevos munícipes desde mañana mismo.

Los ayuntamientos tienen un margen amplio de competencias. Las corporaciones que se formen a partir de los resultados de esta noche tomarán decisiones que afectan a la rutina diaria de los ciudadanos

Los ayuntamientos y la Diputación se ocupan de cuestiones de gran trascendencia. Algunas inciden directamente en el desarrollo económico del lugar, como la agilidad de la maquinaria burocrática: los permisos, licencias y otros factores que condicionan el funcionamiento de empresas y comercios, donde se crean los puestos de trabajo necesarios para mantener con vida el conjunto de la provincia.

Probablemente, las últimas noticias llegadas del Instituto Nacional de Estadística (INE) tampoco contribuyen a elevar los ánimos, al señalar de nuevo a Zamora como el farolillo rojo en la foto demográfica que dibuja una España que llega a los 48 millones de habitantes, mientras Castilla y León, en su conjunto, suma igualmente altas en los padrones. Pero, quedarse en casa cuando llega la hora de votar, no aporta solución alguna a un problema en el que los ayuntamientos y diputaciones también tienen mucho que decir, con tareas pendientes como la aplicación de fiscalidad diferenciada que ha servido a otras provincias como Cuenca y Teruel para salir del hoyo demográfico.

No cabe pensar en situaciones irreversibles que nos lleven a cruzarnos de brazos. Todo lo contrario. Y el voto es la herramienta más eficaz que tienen los ciudadanos para cambiar el rumbo de su municipio, comunidad o país cada cuatro años (si no hay adelanto).

La participación en las elecciones otorga la legitimidad al sistema democrático, que tendrá sus imperfecciones, pero que consagra el derecho y la capacidad del pueblo para gobernarse. Cada voto viene a ser como un granito de arena para decidir el futuro del país, de la comunidad o, como hoy, del propio municipio. La lucha por el sufragio libre ha sido larga y ha costado muchas vidas a las democracias que disfrutan de tal derecho. Hasta tal punto, que hay países donde el voto es obligatorio y se multa a quien no cumple con su deber de ciudadano.

En España, sin embargo, se contempla el derecho a abstenerse. Es legítimo expresar así el descontento, pero conviene reflexionar sobre las consecuencias. Existe un amplio abanico de candidaturas entre las que decidir cuál se ajusta al ideal de cada votante. También existe la posibilidad de votar nulo o en blanco. El voto nulo no tiene ningún efecto; el blanco, según los politólogos, beneficia a los partidos más votados y perjudica a los que menos hayan recibido.

En los más de 40 años de democracia ganada a pulso en España los ciudadanos han dado muchas muestras de saber estar a la altura en los momentos decisivos. Hoy es uno de esos momentos, y los zamoranos deben actuar con la responsabilidad habitual y ejercer su derecho de sufragio libremente.

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