El espejo de tinta

Lo que cuenta de las encuestas

En menos de siete días se han hecho revoluciones, ganado guerras y saltado de pisar tierra firme a dar unos pasos por la superficie lunar

ILUSTRACION. HOMBRES TIRANDO DE CUERDA.

ILUSTRACION. HOMBRES TIRANDO DE CUERDA. / PABLO GARCIA

Ángel Macías

Ángel Macías

Según expertos en demoscopia electoral uno de los elementos que determina el voto al llegar ante la urna es el deseo del votante de sentirse ganador al terminar la jornada y producirse el escrutinio. Evidentemente no hablamos de la mayoría de los electores que, normalmente, tiene perfilado con mucha antelación el sentido de su voto en paralelo a su posición ideológica, su militancia partidista o en no pocas ocasiones esa concepción de clan o secta que puede incluso trascender de generación en generación y cuya racionalidad solo alcanza a diferenciar entre “los nuestros” y “los otros” sin más profundidad ni horizonte. Hablaríamos de esa bolsa de los llamados indecisos que siempre marca un porcentaje relevante de los potenciales electores y en la que todas las fuerzas políticas tratan de pescar apoyos hasta el último segundo.

Si esa pulsión por sentirse integrado en el rebaño de los triunfadores existe -nada descartable en unos tiempos en los que cada vez más los mensajes, políticos, comerciales y de todo tipo, se dirigen a la parte emocional y no a la racional de los ciudadanos-, resultaría que el escenario que dibujan las encuestas de los días previos tendría un papel especialmente protagonista. No solo porque indican la foto fija del momento y la tendencia. Y no tanto para movilizar al votante de las opciones que van perdiendo en la carrera sino para afianzar, con votos no comprometidos con unas u otras siglas, al supuesto caballo ganador.

Nos cuenten lo que nos cuenten, no hay más ganador que el que gobierna

Una vez revelados los datos de la encuesta que hoy publica LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, por esa razón además de por otras bastante obvias y evidentes, los partidos políticos en Zamora capital -de distinta manera en Benavente y con mucho más tacto en Toro- deberían variar sensiblemente su estrategia para la última semana. En algún caso transformándola radicalmente, si quieren alcanzar objetivos ideales o, cuando menos, presentables. Que, aunque ya sabemos que más difícil que encontrar una aguja en un pajar es encontrar un líder político que, en la noche electoral, reconozca su fracaso, en política solo existe una forma de acreditar la victoria y es gobernando. Nos cuenten lo que nos cuenten, no hay más ganador que el que gobierna.

Como los que no gobiernen estarán más o menos felices o resignados pero en todo caso serán perdedores, conviene que los candidatos aspirantes a cambiar las cosas y los partidos que los respaldan, se ejerciten esta última semana y desde hoy mismo a ser posible en trabajar las cinco fases que, según vagamente recordaba y he refrescado en Internet, recomendaba el catecismo del padre Astete, en este caso no para recibir la penitencia sino para evitarla: examen de conciencia, contrición de corazón, propósito de la enmienda, confesión de boca y satisfacción de obra.

Quizás estemos a tiempo de esquivar cuatro años más de parálisis municipal y declive de la ciudad por la dejadez e incapacidad del actual alcalde y su equipo de gobierno convenciendo a los zamoranos de que hay opciones mejores de sentirse ganadores en la noche electoral. En menos de siete días se han hecho revoluciones, ganado guerras y saltado de pisar tierra firme a dar unos pasos por la superficie lunar.

www.elespejodetinta.com

Suscríbete para seguir leyendo