Zamoreando

Sublime decisión

Rafa se va pero se queda. Se toma un año sabático para volver

OPINIÓN

OPINIÓN

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

"Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar", concluía el poeta. Sólo que unos pasan sin pena ni gloria y otros haciendo camino al andar, al amar y al jugar. Y en materia de juego, referido al tenis, hay un nombre que brilla con luz propia, un nombre cuya luz nunca se apagará porque es eterna, un nombre que suena a épica, a pundonor, a victoria, el nombre de Rafael Nadal. Se nos va Rafa. Este año no disputará el Roland Garros, torneo del que ha sido ganador indiscutible en 14 ocasiones. Por algo Nadal es el rey de la tierra batida.

Nuestro Rafa, todos los españoles lo sentimos como nuestro ya que Rafa es patrimonio de España, ha tomado una decisión, una sublime decisión, en el sentido de elevada por lo que tiene de renuncia y de valor. Va a detener el ritmo que ha llevado hasta ahora, y lo hará de forma indefinida ya que su cuerpo le lanza señales inequívocas. Rafa, nuestro Rafa, también ha dicho en rueda de prensa que regresará para intentar jugar el año que viene en la que intuye será su última temporada.

En realidad, como ha reconocido el de Manacor, la decisión la ha tomado su cuerpo. Un cuerpo disciplinado pero también maltrecho porque a la victoria, cuantas veces, se llega a través del dolor. Y Rafa ya no es aquel chavalito que hizo historia entrando en la ATP con tan sólo 15 años. El crescendo fue imparable, porque con tan solo 16 años se convirtió en el tenista más joven en ganar un partido dentro del circuito. Estrenados los 18 ganó sus primeros torneos importantes y con 19, el Roland Garros, convirtiéndose en el número 2 del ranking mundial.

Los años y el esfuerzo le han pasado factura como nos la pasan a todos que por algo somos mortales. Aunque es verdad que en más de una ocasión he creído que Rafa era inmortal. No somos eternos. No creo que haya sido fácil tomar esta decisión para el titular indiscutible de 22 Grand Slams. Un chico sencillo, cercano, valiente, claro como el agua a la hora de expresar sus opiniones, con un pundonor a prueba de bomba.

Rafa se va pero se queda. Se toma un año sabático para volver si el cuerpo deja de darle esas señales inequívocas que a todos nos da por cansancio, por enfermedad, por años, por la circunstancia que sea. Siendo como es un hombre cabal, voluntarioso y prudente ha hecho caso a esas señales que de forma continua unas veces y de forma intermitente otras le vienen avisando de que toca parar. Hasta la vuelta porque, la diferencia entre los imposible y lo posible depende de la voluntad del hombre.

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