La serenidad del que está en el camino

A propósito de "Las Estremecidas", último libro de poesía de Pablo Malmierca

Pablo Malmierca

Pablo Malmierca

En “Las estremecidas” de Pablo Malmierca hay unos ojos que miran, que describen. Hay una boca que tiene corazón, para contar, con su poesía, lo que le duele, para descubrirnos lo inevitable de la conciencia. La conciencia propia y la que tenemos entre todos. Ya que tantas veces parece diluirse socialmente el sentido común, al menos nos encontramos en este libro de poemas con una conciencia que hurga y nos hace más vivos y más conscientes de lo que nos rodea.

Así, Pablo muestra en "Las estremecidas> desgarro, queja, grito, la rabia de quien pelea contra un silencio cómplice, contra el vacío de la indiferencia. Y pone a nuestro alcance la denuncia de la estupidez, la desidia, el abandono del ser humano que sigue unas normas que no sirven para vivir, para contactar -con el otro- directamente, sin mensajes ni figuras virtuales o digitales.

A ratos vemos inquietud, desasosiego; y hasta da una congoja que puede parecer una bofetada; pero lo hace (como dice en los últimos versos del libro) “como quien da esperanza” (...) “como quien da la vida”, resolviéndolo en dos hermosos heptasílabos, que nos hacen su poesía tangible y cercana, plena de símbolos y sensaciones.

Pablo Malmierca ensancha en "Las estremecidas" un ritmo poético constante que pasa de puntillas por su delicado trabajo de poeta, que coloca acorde de forma y fondo en los poemas. Un equilibrio interno hasta en los dos apartados, de los diez en que divide el libro, que van en prosa (poética, sin descalzarse).

Vengan a leer este libro de versos que enhebran la serenidad con la crítica, a fuer de sincero donde "en la simetría de la grieta se rescatan las formas" ... en boca del poeta

Culmina este libro una trilogía del estremecimiento ordenada hace tiempo por el poeta, que ha ido decantando su lenguaje y haciendo más puro -y honrado- el maridaje de pensamiento y sentimiento. Usa un lenguaje intransigente, sin adjetivos, precisando sin adornos, siempre sustancial e inteligente; sugerente y provocador; cuajado de simples certezas como de realidades cotidianas, que se encuentran, mirando con atención, en la calle, en el patio, en el supermercado o en la pantalla/tele/ordenador/móvil, devoradora de encuentros reales; un lenguaje sin conceptos huecos, cercano y sabio que se hace reflexivo gracias a una humildad brutal. Y cuando se le antoja precisar la emoción, aprieta las palabras mostrando unas imágenes rotundas, atrevidas asociaciones, expresiones que se hacen casi carnales y lúcidas de tan tejidas y maduradas

A mi entender, "Las estremecidas" tiene un surrealismo ideal (en propósitos y designios) que evoca la crítica de la mirada sobre el ser humano -ahora pictórica- de El jardín de las delicias de El Bosco, la aventura plástica de Van Gogh, o la dureza expresionista de Goya. Y sin duda me acerca claramente ecos del César Vallejo que habla al individuo, que comprende y constata el dolor por la ausencia de vida, de empatía y, casi, de esperanza.

Vengan a leer este libro de versos que enhebran la serenidad con la crítica, a fuer de sincero donde "en la simetría de la grieta se rescatan las formas" ... en boca del poeta.

(*) Profesor e investigador

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