Llegó la hora de rendir cuentas al fisco

Una de las principales causas que pone en alerta a la Agencia Tributaria es que la declaración salga a devolver con una cantidad excesiva. Si es así, se debe de comprobar antes de presentarla y verificar que los datos declarados son correctos

Ilustración

Ilustración

Toño García

Toño García

Con la llegada de la primavera se activa el periodo de liquidación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que este año cumplirá 45 años desde su aprobación en las Cortes. Por aquel entonces, se lanzó una campaña de gran calado entre la población, llegando incluso hasta nuestros días, con el eslogan de Stanley Bendelac “Ahora Hacienda somos todos. No nos engañemos”. La campaña intentaba concienciar al contribuyente de que era importante recaudar impuestos para potenciar el estado de bienestar. Aun así, queda mucho por hacer a tenor de que, según algunos informes, el fraude en el IRPF supone que se dejen de recaudar más de 7.000 millones de euros debido a la economía sumergida. Mientas medita este dato, recuerde que tiene una invitación para presentar la liquidación del impuesto entre el 11 de abril y el 30 de junio.

La muerte y los impuestos son inevitables, pero siempre se desea que lleguen lo más tarde posible. Es molesto pagar impuestos cuando tienen un carácter confiscatorio, pero una buena parte del bienestar social se consigue mediante ellos. Los contribuyentes siempre nos hemos quejado a la hora de ponernos al día con el Fisco, pero nos consuela no vivir, por ejemplo, en el siglo XI donde los campesinos, que no eran dueños de nada, tenían que pagar el diezmo a la Iglesia, el arrendamiento al señor, los impuestos reales, las tasas por usos y costumbres, etc. Al final, todo era miseria después de haberse dejado la piel bajo el sol.

La sombra de Hacienda es universal y tiene alertas específicas para todos aquellos contribuyentes que teniendo la obligación de presentar la liquidación del IRPF no lo hacen

Los impuestos también tienen un límite: llegado el caso, cuanto más altos sean los impuestos, mayores incentivos tienen los contribuyentes para evitarlos. Para evitar el fraude, los inspectores de Hacienda revisan con minucia cualquier aspecto de los contribuyentes que pueda dar lugar al fraude fiscal. Aun siendo un cumplidor ejemplar, no se está exento de que Hacienda nos investigue; y no porque se haya hecho mal la declaración, sino porque también hace inspecciones aleatorias. Dicho de otra forma: todos somos sospechosos para el Fisco.

Hacienda conoce casi a la perfección a cada contribuyente. Por eso, cuando los datos que se declaran voluntariamente no concuerdan con los de la Agencia Tributaria, le salta una alarma de aviso y comienza la revisión. Si los datos erróneos provienen de errores de cálculo Hacienda envía una paralela o pide algún tipo de documentación para aclarar la discrepancia, pudiendo llevar a una inspección: si todo está correcto, no pasa nada, excepto del engorro de presentar los datos solicitados. Si se trata de un error, sin poder demostrar la inocencia, es posible que la inspección termine con una sanción. Ante una inspección es mejor colaborar que no mantenerse al margen y esperar a ver qué pasa.

La Agencia Tributaria dispone de la práctica totalidad de nuestra actividad económica debido a que ésta es facilitada por todos las personas físicas y jurídicas que han estado en contacto económico con el contribuyente. Esa información se contrasta con la que emite el contribuyente cuando presenta la declaración. Si ambas informaciones no concuerdan, Hacienda comienza un proceso de verificación y llama al contribuyente para advertirle del error.

Por eso, es primordial para cualquier persona saber qué datos tiene Hacienda de él y actuar en consecuencia. Pero cuidado, que no los tenga Hacienda no quiere decir que no existan y no se declaren, puede que los datos que no tenga le lleguen tarde y en ese momento la inspección está asegurada.

Una de las principales causas que pone en alerta a la Agencia Tributaria es que la declaración salga a devolver con una cantidad excesiva. Si es así, se debe de comprobar antes de presentarla y verificar que los datos declarados son correctos y que se ajustan a la realidad. Si no es así, es muy fácil que Hacienda detecte de inmediato el fraude. Presentar una declaración con errores es siempre responsabilidad del contribuyente, independientemente de quien la haya realizado. Si es un profesional al que se le ha encargado su elaboración puede que tenga responsabilidad, pero ante Hacienda responde el contribuyente.

No presentar la declaración y esperar a ver qué pasa no es la mejor opción. En este caso, nadie se escapa. La sombra de Hacienda es universal y tiene alertas específicas para todos aquellos contribuyentes que teniendo la obligación de presentar la liquidación del IRPF no lo hacen.

El Fisco tiene varias formas de comunicar a los contribuyentes que no han hecho la declaración bien. Una de ellas, la más común, es lo que se denomina “declaración paralela”. Se llama así porque la Agencia Tributaria envía una declaración con dos columnas: en una se muestran los datos declarados y en otra paralela los datos correctos. Normalmente, nunca es a favor del contribuyente. Es decir, si sale apagar, habrá que pagar más y, si sale a devolver, devolverá menos.

Si es el propio contribuyente el que se da cuenta de que ha cometido un error lo más aconsejable es que presente una “declaración complementaria” antes de que el Fisco se percate del error. Hacer una complementaria evita la sanción, pero no el recargo en el caso de que corresponda.

Lo más temido es cuando Hacienda comunica que va a llevar a cabo una inspección, bien de modo aleatorio o bien porque ha detectado algún tipo de irregularidad. Aquí no queda otra que resignarse y aportar toda la documentación que sea requerida. Es mejor ser colaborativo que esquivo. Las multas en estos casos pueden llegar a ser un potosí.

La campaña que ahora comienza pertenece al ejercicio 2022. Como digo siempre, la declaración se habrá realizado en diciembre y se presentará ahora. Digo esto porque antes de que finalice el año fiscal se puede ajustar el impuesto sin llegar a defraudar. Se puede, por ejemplo, aflorar minusvalías, amortizar hipoteca hasta el límite disponible, aportar a planes de pensiones, aportar a ONG’s, anticipar o posponer ventas de patrimonio, etc.

Esta campaña incluye pocas novedades con respecto a la del ejercicio anterior. Para el que viene, al aprobarse medidas fiscales con el objetivo de que aporten más los que más tienen, será otra cosa. Pero eso será ya para el año que viene.

(*) Gestor de Activos Financieros e Inmobiliarios @ToGarMos

Suscríbete para seguir leyendo