La tierra roja de Tara

El turismo rentabiliza la despoblación y estudia convertir el mundo rural en un parque temático

PELICULA LO QUE EL VIENTO SE LLEVO, ESCENA DE LA PROMESAA A DIOS PONGO POR TESTIGO ..

PELICULA LO QUE EL VIENTO SE LLEVO, ESCENA DE LA PROMESAA A DIOS PONGO POR TESTIGO .. / PELICULA LO QUE EL VIENTO SE LLEVO, ESCENA DE LA PROMESAA A DIOS PONGO POR TESTIGO ..

Bárbara Palmero

Bárbara Palmero

La señora Cristina es conseguidora. Regenta un comercio familiar de los de toda la vida en Benavente, y lo mismo te consigue una bata de mamma gallega de esas que se usan para todo, desde atender las gallinas y pollos del corral a preparar las conservas para el invierno o cavar el huerto de casa, que un mono de trabajo en color verde.

A ella no hace falta explicarle que el mono azul es propio de mineros, o que, si una mañana se me ocurriera aparecer por la nave con un mono de otro color que no sea verde, mis ovejas saltarían las cancillas y huirían despavoridas sin parar hasta llegar a Miranda do Douro. Cosas de ovejas.

Encima, además de conseguidora, la señora Cristina cose descosidos, mete bajos y cambia las cremalleras cuando se estropean. Porque siempre se estropean. Ahora no se fabrican los monos de trabajo para que aguanten años de dura faena, la ropa se hace precisamente para lo contrario, para que no aguante ni dos lavados.

El pequeño Nicolás también era conseguidor, pero de otra clase.

En la farmacia de Villalpando son mediadores. Si necesitas de urgencia un espray de plata que cure las heridas de un perro de carea, median con los proveedores y ya lo tienes. O si te hace falta una venda de esas que al contacto con el agua se vuelve escayola con la que inmovilizar la pata rota de un cordero, lo mismo.

Antonio Navarro también es mediador, pero en versión cutre y cascorra.

Y los políticos que confraternizan con estos facinerosos son los mismos que estudian revertir la despoblación, convirtiendo el mundo rural en una especie de pintoresco parque temático. Por ello asaetan a pastores y labradores con variadas encuestas sobre el asunto.

Pretender convertir un pueblo en una urbe a pequeña escala significa perpetuar el torticero adoctrinamiento del capitalismo global de que quien permanece en el mundo rural es un perdedor sin futuro

¿Consentiría en enseñar a los turistas el manejo de su oficio? ¿Considera positivo que grupos de turistas acosen a su rebaño intentando tocarlo y fotografiarlo mientras los mastines, que los perciben como una amenaza, gruñen mostrando los dientes en señal de advertencia?

Un Ruralic World al que urbanitas estragados de hacinamiento y contaminación acudirían en masa para participar en deportes extremos, otear fauna salvaje, hacer cursos de supervivencia, y de paso admirar saberes y quehaceres que se perderán para siempre. Como quien visita el Museo Nacional de Antropología, o una reserva india para contemplar a los últimos mohicanos.

Alojándose en casas rurales, que de rurales sólo tienen el nombre, porque son alojamientos de superlujo. Diseñados muy al gusto del urbanita concienciado con la hecatombe climática, que viaja al campo para hacerse una foto reivindicativa con la que inflamar Facebook, pero no para soportar la tremenda algazara que montan los gansos en época de acoplamiento.

Estos políticos que viven en su torre de marfil, ajenos a todo, no quieren entender que un pueblo no puede convertirse en un Rural D´Or, miniciudad de vacaciones, con el que seguir engordando la industria del turismo de masas, que ya ha destruido los centros de las principales capitales. Porque como cantaba María Ostíz, un pueblo es, un pueblo es, un pueblo es, abrir una ventana en la mañana y respirar.

Pretender convertir un pueblo en una urbe a pequeña escala significa perpetuar el torticero adoctrinamiento del capitalismo global de que quien permanece en el mundo rural es un perdedor sin futuro. Mucho peor, que quien renuncia a la ciudad y decide desemigrar para ganarse la vida en un pueblo es un elemento subversivo y un rojipardo.

El futuro humano y económico de Zamora pasa por reivindicar su ruralidad, y el hecho de que la función primordial de los pueblos es producir alimentos. Aunque, si echarse al monte para correr, aprender a cazar y sobrevivir en un entorno hostil o avistar lobos genera trabajo y mejora la economía de la comarca, pues miel sobre hojuelas.

Lo que supone un sinsentido es que mientras que Diputación de Zamora y los ayuntamientos están remando en la dirección correcta, promoviendo ferias de alimentos locales, la Junta del PP y el agroconsejero de Vox, aplaudan que la Lonja de Zamora, formada únicamente por comerciales, fije el miércoles el precio del lechazo en 45 euros. Y el jueves, la Lonja de Segovia, en la que sí participan y tienen derecho a voto los ganaderos, lo mantenga en 72 euros.

Sí, no hay ningún error. En la misma semana: ¡27 euros de diferencia!

Los corderos made in Zamora cumplieron bien con su cometido en el pasado. Su exquisita calidad sirvió para crear la Indicación Geográfica Protegida Lechazo de CyL y ser conocidos en el mundo entero. Cría fama y échate a dormir. Pero ahora, a las cooperativas famosas y mataderos de renombre, que imponen su tiranía en la Lonja de Zamora, les da igual arruinar a los pastores de la provincia. Porque ellos ganan más dinero trayendo lechazos franceses y rumanos que, una vez sacrificados en suelo español, se venden al consumidor con la etiqueta de procedencia nacional.

La Lonja de Zamora es la superbacteria que está matando a la provincia.

Pero como quienes tienen el poder de poner fin a esta lenta agonía no lo van a hacer, lo más inteligente va a ser aprovechar el carácter rural de Zamora, para contratar el mejor plan de jubilación posible de cara al futuro plagado de incertidumbres que nos aguarda.

Que no es otro, que comprar una finca en un pueblo a elegir, montaña o llano, instalar una casa tipo nórdico, tener animales de corral para autoconsumo y plantar huerto propio. Ya se lo advirtió Rhett Butler a Escarlata O´Hara: “Tu poder está en la tierra roja de Tara”. Y no en invertir en letras y bonos del Tesoro que no se pueden comer.

Así cuando se desate el Armagedón, nos encontrará con la despensa llena.

(*) Ganadera y escritora

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