La especie amenazada de Aguilar de Tera

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Cartas de los lectores

Cartas de los lectores

Los biólogos nos avisan que muchas especies están en peligro de extinción; los humanos con sus ambiciones y utopías destruyen poco a poco la Naturaleza. Pero hay una especie, los agricultores, que están camino de extinguirse. Los ciento treinta agricultores de los años sesenta en Aguilar de Tera se han quedado en media docena en este año 2023. Los habitantes de las ciudades se preguntan por ese abandono; en algunos casos no lo entienden ya que los servicios han mejorado y los esfuerzos sobrehumanos se aliviaron con esos tractores firmes. Pero los hechos son que los jóvenes, futuros agricultores, huyen del campo y del mundo rural. ¿Por qué? Porque a pesar de esas mejoras el atractivo de la urbe está lleno de artificio y de luces siempre encendidas como si fuera a terminarse el mundo.

Otra razón fundamental es el poco valor que se le da a la comida, y sobre todo, a la buena comida. Me explico: valoramos el móvil, el coche y todos los artefactos tecnológicos más que cualquier producto agrícola. Podemos prescindir de una comida sana pero no de esos artilugios. Si a todo eso añadimos que la comida debe ser barata por decisión política para cualquier asalariado, la consecuencia, quiera o no quiera el agricultor, es que los costes también deben ser baratos.

Todos sabemos que las semillas, los abonos, los utensilios de labranza cada vez son más caros, es decir, los costes son elevados. Ante este dilema entre una comida barata para los asalariados (el obrero no puede gastarse más de un quince por ciento de su salario en comida) y unos costes elevados, los políticos recurren a otros países donde los costes son baratos y dejan en manos de las grandes superficies la negociación con los agricultores, siempre a la baja, de sus productos.

Un ejemplo, mi madre guardaba año tras año las semillas, ahora, el agricultor tiene que comprar cada año sus semillas que, además, han sido modificadas con “genes suicidas” ( Carolyn Steel, Ciudades hambrientas) para que no pueda usarlas en la cosecha siguiente. No creo que vaya a cambiar mucho la situación, pero todos deseamos que haya más agricultores que cuiden la tierra, que se valore lo que hacen y que se les pague su trabajo. Antes que las ciudades existía la agricultura.

Egidio García García

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