Cuentos y películas de Walt Disney

Realmente no ha habido moción de censura, ni nada que se le parezca

Ramón Tamames durante la moción de censura en el Congreso de los Diputados.

Ramón Tamames durante la moción de censura en el Congreso de los Diputados. / Efe

Agustín Ferrero

Agustín Ferrero

Don Ramón Tamames, el "Gruñón> de los siete enanitos, no por ello antipático, tuvo una actuación bastante limitada (No se sabe si por presiones o de motu propio) a la hora de decir verdades o medias verdades, pues de corrupción no dijo ni pío, como tampoco esbozó ninguna idea para solucionar los problemas que, a su entender, tiene España. La ausencia de programa alternativo dejó lo suficientemente claro que él no iba allí a optar a la presidencia del Gobierno, sino a pasar el rato.

Cuca Gamarra, la "Cruella de Vil" de los 101 dálmatas, que no hay manera de hacerla sonreír ni aun contándole un chiste de Chiquito de la Calzada, hablaba de corrupción en su línea de solo ver la paja en el ojo ajeno. Por cierto, que debía ir pensando en cambiar al asesor que le escribe los discursos ya que dijo que su partido se abstendría en la votación por respeto al profesor Tamanes, cosa del todo incierta, ya que su jefe, el gallego Alberto Núñez Feijóo - que estaba con su escalera, haciéndose el sueco - ya lo había adelantado hacía unas cuantas semanas, cuando aún no se conocía quien sería el candidato que presentaría Vox.

Irene Montero, ministra de Igualdad, una de las hermanastras de la Cenicienta (la otra sería Ione Belarra) que sigue empeñada en mostrar solamente cara de enfadada, con las venas del cuello a punto de estallarle, hizo lo posible por hacerse notar soltando a la salida una de sus "animosas" filípicas, ya que no la dejaron intervenir en el show.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su línea de príncipe encantador, con Merlín como asesor, va por ahí despertando princesas, o volviéndolas a la vida, o encontrándole el zapato de cristal a la Cenicienta, a base de besos y miradas tiernas, pero solo convence hasta que los papás aclaran a sus hijos/as que esas cosas solo pasan en los cuentos.

Santiago Abascal, o el Conde de Roca, más conocido como El Guerrero del Antifaz, acaba de descubrir que su esposa , su madre y sus hijas son mujeres y, ni corto ni perezoso, ha llegado a ponerse de parte de ellas. Para abrir boca, nada más empezar, hizo ver a sus señorías que, si aquel acto lo habían calificado previamente de circo, disparate, chirigota, patochada y esperpento, no entendía por qué habían acudido en bloque a tal evento.

El vasco Patxi López, en el papel de Homer Simpson, que a punto estuvo de sufrir un infarto en un cabreo que se agarró, a cuento de nada, hizo que Tamames "Gruñón" le advirtiera de tal peligro, llegando a provocarle la risa.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, la dulce y bella madre de Blancanieves en la fase anterior a aquella en la que el espejo le soltó aquello de "bella señora ya no lo eres pues desde ahora lo es Blancanieves", no defraudó a sus admiradores vendiendo las bondades de un partido del que aún no se conocen sus intenciones.

El que más y el que menos vendió su mercancía electoral sin costarle un solo maravedí, ya que el evento lo pagábamos entre todos. Imitando a los charlatanes que antiguamente se ponían a la puerta del mercado, ofrecían peines y plumas estilográficas a buen precio (para los más jóvenes, decir que una estilográfica es un instrumento para escribir, anterior al bolígrafo, que se carga con tinta).

Iván Espinosa de los Monteros, escudero del Guerrero del Antifaz, cambió aquello de que "el pueblo enfervorizado prorrumpió en vítores" que le decían a Franco, por el "es un clamor en la calle".

Joan Baldoví, el valenciano de Compromís, un Peter Pan al que le debe de costar ponerse serio en el Parlamento, ya que da muestras de ser un cachondo en las entrevistas que le hace el equipo de Wyoming en La Sexta, le tiró de las orejas al ilustre catedrático que defendía la moción.

Y hasta José Guitarte de Teruel Existe, como Robin Hood, no perdió su oportunidad de poner a Teruel en el foco, lanzando venablos a la vez que denunciaba la falta de ideas para meterle mano a la España vaciada.

Realmente no ha habido moción, ni nada que se le parezca, porque por parte de Vox no ha habido programa alternativo y por parte de las demás fuerzas solo propaganda mitinera de cara a las próximas elecciones.

"Declino el uso de la palabra por tiempo y salud vital de los presentes, sería bueno ir terminando", es quizás la mejor frase de estos dos días soporíferos de propagandas y reiteraciones, con la que se despachó "Gruñón" Tamames.

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