Violencia

Un joven detenido

Un joven detenido / Roberto Escobar

Cartas de los lectores

Cartas de los lectores

Lamentablemente, entre las muchas anomalías del género humano una de las más destacadas, y que más dificultan, por no decir que impiden, la comunicación y la convivencia entre los autollamados seres “racionales”, y que tan necesarias e imprescindibles son para alcanzar el bienestar de todos, en todos los ámbitos de la existencia; es la violencia.

Y siempre que alguna actitud y comportamiento humanos perjudica, injustificadamente, a sus semejantes, habrá que preguntarse el por qué sucede, analizando sus causas para, una vez conocidas, arbitrar cuantos mecanismos y medidas, en principio, legalmente lo puedan posibilitar.

A bote pronto, se nos ocurre pensar que, en principio, quienes ejercen la violencia; y tengamos en cuenta que puede ser de naturaleza física y/o psíquica; carezcan de las más elementales nociones de educación por no habérselas inculcado sus progenitores y maestros; por no ejercer la reflexión sobre las consecuencias de sus actos contrarios al respeto ajeno y al Derecho Natural, como a los mandamientos de su religión; por enfermedad mental; por la tendencia al mal de la condición humana; por haber bebido, sentido y llevado a la práctica, consciente o inconscientemente, sentimientos filonazis; por frustraciones personales, por envidia.

Y muchísimas veces una persona con dos dedos de frente no se explica tal tipo de anomalías perjudiciales para sus congéneres, por ejemplo, cuando el sujeto activo tiene título universitario, nominalmente se dedica a procurar solucionar problemas de salud; pues más si cabe en profesiones relacionadas con ella, el respeto al paciente, siempre preocupado cuando acude a un centro de salud, a un ambulatorio, a un hospital, merece, y tiene derecho, pues así lo demanda el sentido de humanidad, la ley de Hipócrates y su subsiguiente juramento, como el vigente ordenamiento legal, que todo ello debiera ser conocido, aplicado y respetado por los sujetos que nominalmente a ello se dedican, por propia voluntad y cuyos estudios fueron financiados, total o parcialmente, por "Juan Español".

Siempre que alguna actitud y comportamiento humanos perjudica, injustificadamente, a sus semejantes, habrá que preguntarse el por qué sucede, analizando sus causas para, una vez conocidas, arbitrar mecanismos y medidas

Y es que, pudiera suceder como la realidad nos demuestra, y la historia lo corrobora, que a todo acto inicial de violencia se responda con otra de igual o mayor intensidad; pues, a veces, ante hechos deshonestos, incomprensibles, dañosos, perjudiciales, sin motivo aparente, las consecuencias para quienes lo provocan pudieran ser inesperadas, con lo que ello les pudiera implicar.

Por lo tanto, quienes pudieran ostentar cualquier situación de superioridad, sea permanente o transitoria, céntrense en estar al día en el “oficio”, en tratar de resolver sus problemas personales y familiares, en disciplinar sus pésimos hábitos e instintos, en respetar al prójimo, como supongo desearán que se les respete a ellos.

Pues pudiera suceder que a la salida, por Santa Clara, en alguna cafetería, a la puerta de sus domicilios….

Ah ¡y menos gasto público en papelitos en las paredes de los centros de trabajo, "pa" que los clientes no peguen; como menos hipocresía que encima se ponen el capirote, para más inri!

Marcelino de Zamora

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