En la guerra de Ucrania hay un responsable mayor, no otro que la Rusia agresora bajo un régimen, no se olvide, heredero del comunismo soviético: leninismo y estalinismo como producto del experimento genocida de la revolución de octubre, acontecimiento criminal, el que más, en la nada ejemplar historia de la humanidad contemporánea. Por cierto, Ucrania, y ahí anduvo el oportunista y nativo de Kruchev para acreditarlo con pago/segregación artificial de la península de Crimea, fue en su día el gran pilar de la extinta URSS: granero, carbón, altos hornos y acerías, más la propina del imbécil de Stajanov. En paralelo genocidio, checa y gulag, también con el esbirro “literario” de Sholojov y su panfleto del Don apacible, obsequiosa apología del exterminio.
EEUU y Europa tienen su tanto o mucho de culpa al apostar por una política contraria a la que debiera haberse orientado, previa ruina y hundimiento del comunismo soviético, a establecer un espacio de neutralidad con garantías mutuas
Respecto a la tragedia de Ucrania, Occidente, EEUU y en especial una Europa entregada al designio bajo máscara de una socialdemocracia traidora y corrupta, tiene su tanto o mucho de culpa al apostar por una política contraria a la que debiera haberse orientado, previa ruina y hundimiento del comunismo soviético, a establecer un espacio de neutralidad con garantías mutuas, en el muy conflictivo y fragmentado territorio de la Europa oriental, del Báltico al Mar Negro. Por dejación, cobardía o a la rastra del aislacionismo practicado a conveniencia por USA desde la era Monroe, algo que no deja de ser legítimo visto lo visto con los tramposos de De Gaulle y Willy Brandt, lo cierto es que Rusia, junto a Stalin, Putin o lo que venga, no deja de ser potencia avalada por el segundo arsenal nuclear del planeta. Si no bastara, Estado que domina la sexta parte de la masa continental, precisamente desde su limes menor europeo hasta Vladivostok y las Kuriles, como su particular Nueva Frontera en el Pacífico del siglo XXI. Con lo cual, ¿qué importa arrabal y patio trasero del Donbas, más allá de una vulgar propaganda nacionalista para consumo interno?